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Anti AmГ©rica
T. K. Falco


Alanna Blake es una joven fugitiva que combina el ingenio con un grupo de hackers extremistas en Anti AmГ©rica. Disponible en ebook, audiobook y versiГіn impresa. Anti AmГ©rica sobresale en el centro del surgimiento mГЎs grande grupo de anarquistas de EE UU en 100 aГ±os. Cuando el grupo de hackers activistas piratea los mГЎs grandes bancos de la naciГіn la industria financiera queda guindando al borde del colapso. La joven fugitiva y hacker Alanna Blake es reclutada contra su voluntad por el gobierno para seguirle la pista a la Гєnica conexiГіn con Anti AmГ©rica, su ex novio Javier qiuen se encuentra desaparecido. Ella utiliza todo lo que sabe de su astuta ingenierГ­a social para navegar a travГ©s de una conspiraciГіn de mentiras y engaГ±os que pone en peligro tanto a las vidas de la personas cercanas a ella como a los secretos de un pasado que desea mantener desterrados para siempre.





T.K. Falco

Anti AmГ©rica




ANTI AMÉRICA




T.K. FALCO




TEKTIME


Copyright В© 2018 por T.K. Falco

TraducciГіn В© 2019 por Simon Molina

Todos los derechos reservados.

Se prohГ­be reproducir, almacenarВ o transmitir cualquier parte de este libro en manera alguna ni por ningГєn medio sin previo permiso escrito, excepto en el caso de citas cortas para criticas.




1

INGENIERГЌA SOCIAL


Alanna no disfrutaba el engaГ±ar a su mejor amigo. Incluso cuando no podГ­a quitarse de encima la sensaciГіn de que Г©l le estaba ocultando secretos.

Ella vio a Brayden de reojo desde el asiento del pasajero. Г‰l permanecГ­a con los labios apretados mientras conducГ­a su Kia Soul a travГ©s de las calles de la US 1 mojadas por la lluvia. Debajo de sus gruesas rastas que caГ­an sobre sus hombros, su tatuaje de un carГЎcter chino era visible a travГ©s de su camiseta verde, Una concesiГіn a la cuarta parte china por el lado de su padre.

Cuando se detuvieron para comer pollo en el Pollo Tropical de Bird Road, ella preguntГі por quГ© nadie habГ­a visto ni oГ­do nada de Javier la semana pasada. Los dos habГ­an sido amigos muy unidos desde la infancia. Si alguien sabГ­a la razГіn detrГЎs de su desapariciГіn, ese era Brayden. Pero Г©ste negГі saber algo y luego se pasГі el resto de la comida mordiendo bocados de su sГЎndwich de pollo en un silencio solemne.

Г‰l no era ni siquiera la mitad de lo mentirosa que era ella. Cuando ella le insistiГі para que se detuviera en el apartamento de Javier, Г©l aceptГі su excusa por lo que parecГ­a: querГ­a saber si Javier estaba bien. Ella no revelГі su motivo real para desviarse hacia el apartamento de Javier. Si Brayden estaba ocultando la verdad, ella tambiГ©n podГ­a hacerlo.

Cuando giraron hacia Brickell Avenue, Alanna resistiГі la tentaciГіn de revisar su iPhone por enГ©sima vez. DespuГ©s del mensaje de texto de Javier de ayer apenas logrГі dormir la noche anterior. Brayden se estacionГі frente a la torre de gran altura.

Mientras él tomaba su celular desechable para llamar a Javier, ella miraba el frio cristal exterior del edificio. “Mensaje de voz”, dijo con su fuerte acento jamaiquino.

“¿Ahora me crees? Algo no está bien. Estoy segura”.

“Estás exagerando”, dijo con el teléfono pegado al oído. “Me sorprende que durante todo el tiempo que han estado saliendo nunca lo hayas engañado – como lo haces con todo el mundo. Nos habríamos ahorrado el viaje”.

Ella le lanzГі una mirad furiosa. Г‰l le echaba mГЎs mierda que cualquier otro por las estafas que habГ­a cometido. No era que Г©l estuviese libre de culpas. De acuerdo con Javier, Г©l y sus amigos hackers activistas habГ­an intervenido el sitio web del IRS. Г‰l se llamaba a sГ­ mismo un hacker con buenas intenciones (un hacker de sombrero blanco). El tГ©rmino significaba poco para ella. Su mundo era negro o blanco y no habГ­a nada en el medio. Ambos eran delincuentes. El que presentara su vida de la mejor manera, no lograrГ­a borrar el pasado. Para ninguno de ellos.

Después de dejar un mensaje diciendo que estaban afuera del edificio, pasó su mano derecha sobre el estómago de ella para abrirle la puerta. “Me voy a estacionar en la siguiente calle. No tardes demasiado”.

El traerlo aquí era para que ella no subiera sola al apartamento. “¿No vas a subir conmigo?”

“¿Por qué? Si no responde es porque no está allí o no quiere que lo molesten”.

“Ven conmigo, sólo tomará unos minutos”.

Sus rastras cayeron al inclinar la cabeza. “Tengo que hallar dónde estacionarme, además no veo por qué haces un problema de esto. Lo conoces. Probablemente está en modo de pirateo profundo trabajando por una recompensa por encontrar fallas en un programa de computación”.

Se frotГі la nuca, En circunstancias normales Brayden tendrГ­a razГіn sobre la posibilidad de que Javier posiblemente estuviese atascado con su piraterГ­a Г©tica, pero no ahora con el misterio que rodeaba su ausencia. Sus amigos de la universidad no habГ­an sabido de Г©l en dГ­as. Dijeron que no asistiГі a clases durante toda la semana. No era el tipo de persona que desaparecerГ­a en un momento. Si necesitaba salir de la ciudad por alguna emergencia, se lo habrГ­a dicho a alguien.

“¿No estás nada preocupado?”

Uff. Siempre ha tenido la cabeza bien puesta. Si estuviera robando gente descaradamente como tú, entonces me preocuparía”.

“Bien, espera en el auto”.

“No vayas a escabullirte en los apartamentos de las personas mayores para robarles el efectivo y las joyas”.

Alanna saliГі al calor sofocante aparentando no notar su ocurrencia. Su coche de color naranja continuГі hasta la seГ±al de alto. DespuГ©s de verlo girar a la izquierda en la intersecciГіn, se dirigiГі hacia la puerta giratoria de la entrada. Ella no robaba el dinero de la gente, sГіlo sus datos personales. Identidad y registros financieros, nГєmeros de tarjetas de crГ©dito, identificaciГіn y contraseГ±a y registros mГ©dicos. Esas piezas de informaciГіn que significaban dГіlares.

Obtenía los datos de la misma manera en que intentaba pasar al guardia de seguridad que estaba sentado en medio del lobby – ingeniería social. Gente pirateando. Una de las muchas habilidades que su padre le había enseñado. Él no necesitaba usarlas dado que era un hacker de sombrero blanco, así que sólo le enseño lo básico. El resto lo aprendió por si misma cuando sobrevivía como una fugitiva solitaria en Miami

Mientras Alanna caminaba sobre el reluciente piso de mГЎrmol, el guardia permanecГ­a encorvado detrГЎs de la recepciГіn. Se acercГі lentamente hasta el lado del mostrador redondode la recepciГіn y luego le echГі una mirada. Sus ojos estaban pegados a un video de una protesta anarquista enviada a su telГ©fono inteligente. Ella vio su iPhone una vez mГЎs. No habГ­a mensajes nuevos.

DespuГ©s de golpear sus dedos sobre el mostrador por varios segundos, se aclarГі la garganta fuertemente. El veinteaГ±ero de apariencia nГ­tida la mirГі embobado desde su silla de cuero de oficina. Se ajustГі el cuello de su camisapolo blanca despuГ©s de darle una rГЎpida mirada. Por fin: una audiencia atenta.

“Quiero alquilar un apartamento tipo estudio. ¿Puedo hablar con alguien de la oficina de alquiler?

“¿Tiene una cita?”

“No, estaba viendo otros apartamentos en esta área y pensé que podía entrar a echar una mirada. ¿Está bien?”

Mientras intentaba una respuesta, ella sacó a relucir una bella sonrisa y luego batió sus pestañas. Él le devolvió la sonrisa, puso una hoja de papel y una pluma sobre el mostrador y le pidió que se registrara. Una vez que escribió “Alanna Blake” y la hora en la línea de arriba, el guardia se levantó de su silla y se dirigió hacia el ascensor.

DespuГ©s de presionar la llave de seguridad contra un recuadro negro sobre la pared, presionГі el botГіn para subir. Sus ojos se entrecerraron cuando mirГі hacia ella. Los brazos de ella se pusieron rГ­gidos. ВїLa habГ­a reconocido? Lo habГ­a visto detrГЎs de la recepciГіn en su Гєltima visita. ParecГ­a que le habГ­a puesto poca atenciГіn cuando subГ­a con Javier en la Г©poca en que estaban juntos.

Brevemente notó su mirada antes de volverse hacia el ascensor. Lo mejor para ella era que no reaccionara en extremo. Muchos tipos la miraban embobados o hacían comentarios acerca de la forma en que se veía. Había perdido la cuenta de cuantas veces la palabra exótica la describía. Era una forma educada de decir que no podían adivinar su origen étnico. Todas las veces que el tema había salido a flote, nadie había podido adivinar que era irlandesa – malasia a menos que ella lo dijera.

Sus cejas se levantaron mientras se dirigía de regreso a la recepción. “La oficina de alquiler está en el nivel superior, piso 12. Ve a la oficina cerca de la piscina. Ellos pueden responder cualquier pregunta”.

Dentro del ascensor presionó el botón para el piso doce y luego para el tres – el piso de Javier. Su pequeño truco hizo que lo lograra. ¿Nivel de dificultad en su escala de ingeniería social? Un dos. No se requirió mucha habilidad, sólo unas pocas mentiras y una sonrisa coqueta. La sangre de Alanna aún bombeaba con fuerza. En verdad prefería manipular las personas por teléfono o email, en vez de cara a cara.

Después de dirigir una breve mirada a su iPhone, lo guardó en su bolso de cuero negro. Desde la mañana de ayer había estado aferrada a la esperanza que Javier le respondería. Nunca respondió a sus mensajes de voz – ni de texto ni de email y todo debido a la rápida señal de alarma roja de un texto que le había enviado a su iPhone: “Alanna, estoy en problema. Ven a buscarme”.

No hubo mГЎs detalles. Su exagerada imaginaciГіn intentaba desesperadamente llenar los espacios en blanco. Mantuvo a Brayden al margen porque el texto estaba dirigido sГіlo a ella. Sin mencionar el hecho que se habГ­a quedado callado sobre cualquier cosa relacionada con Javier desde que la ruptura la habГ­a dejado sin ГЎnimo de compartir. Cuando las puertas del ascensor se abrieron caminГі ГЎgilmente en direcciГіn al apartamento.

El edificio estaba diseñado para ser de vanguardia – no para ser acogedor. Era mucho más agradable que sus aposentos en Olympia Heights pero endiabladamente más espeluznante. Antes de hoy nunca había estado sola en el pasillo. Estaba más consciente de los ecos de sus pasos rebotando desde el opaco piso de cerámica. Su sombra se deslizaba sobre las paredes de color beige. Con las luces del techo quemadas, las paredes parecían acercarse.

Al llegar a la puerta de Javier golpeГі el blanco marco de metal con sus nudillos. No hubo respuesta. TocГі dos veces mГЎs antes de pegar su oГ­do sobre la puerta. Silencio. ApoyГі la frente sobre la frГ­a superficie de la puerta. Durante seis semanas Alanna no habГ­a tenido la menor idea de que habГ­a hecho para alejar a Javier de su lado. Por quГ©, despuГ©s de dos aГ±os Г©l habГ­a roto su relaciГіn y luego cortГі cualquier tipo de contacto con ella. No podГ­a irse ahora.

Trató de mover el pomo de la puerta, pero estaba cerrada. Mientras sus dedos permanecían alrededor del frío bronce sus labios formaron una sonrisa de satisfacción. Uno de los grandes beneficios de haber escogido la ingeniería social como forma de vida, era la libertad de moverse a donde quisiera – tanto en línea como en el mundo real. Las puertas permanecían cerradas sólo porque ella lo permitía. Buscó en el bolsillo trasero de sus jeans su ganzúa y una llave de torsión. Era el momento para las respuestas.

Mientras se ponГ­a la capucha gris oscura sobre su cabeza, presionГі su torso contra la puerta. MirГі hacia el pasillo al tiempo que introducГ­a la ganzГєa y la llave de torsiГіn en la cerradura de la puerta. Su trasero estaba a sГіlo una llamada al 911 para tener una cita con el asiento trasero de una patrulla de la PolicГ­a de Miami. AГ±os atrГЎs le hizo una promesa a su padre. Dejar que la arrestaran romperГ­a esa promesa y no tenГ­an ninguna intenciГіn de permitir que eso pasara.

Se detuvo para sacudirse los flecos tejidos de rojo de sus ojos. La menor distracciГіn la ponГ­a nerviosa. El golpeteo en su pecho. La sensaciГіn de hormigueo desde la cabeza a los pies. Sus pensamientos sobre Javier inundaron su cerebro. RecordГі las palabras de su padre: Cierra los ojos. Respira profundo. No prestes atenciГіn a lo que te rodea. Levanta las pestaГ±as. Abre la cerradura.

TenГ­a seis aГ±os cuando le dio las herramientas de cerrajerГ­a y las instrucciones para usarlas. Tienta en el hueco de la cerradura con la ganzГєa hasta que la parte puntiaguda toque el pin que la traba. Empuja la ganzГєa hacia arriba hasta que el pin quede destrabado. Haz lo mismo con los pines restantes, luego gira el pomo de la puerta y di las palabras mГЎgicas ГЎbrete sГ©samo. DeslizГі las herramientas en su bolsillo y se apresurГі a entrar.

El apartamento estaba a oscuras. Las cortinas estaban cerradas. Alanna se detuvo en la entrada permitiendo que sus ojos se ajustaran a la oscuridad. Se quitГі la capucha de la cabeza. El aire acondicionado habГ­a estado apagado durante algГєn tiempo. TanteГі la pared hasta que tocГі una pieza plГЎstica. DespuГ©s de prender la luz se dirigiГі rГЎpidamente hacia la lГЎmpara parpadeante que estaba al lado del sofГЎ gris.

La cocina y la sala estaban completamente desordenadas. Las gavetas y los gabinetes estaban abiertos. Ropa, papeles y libros estaban regados sobre el piso de madera. Tuvo la sensaciГіn que se hundГ­a. Javier nunca dejarГ­a su apartamento en esas condiciones. ApretГі sus manos temblorosas cerrГЎndolas en puГ±os. No tenГ­a idea de cuando ocurriГі este desastre, PodГ­a haber sido dГ­as o quizГЎs minutos.

Sobre el piso de la cocina habГ­a un martillo entre las herramientas. Lo levantГі del mosaico de linГіleo. Sus dedos se cerraron sobre el mango de goma mientras se dirigГ­a silenciosamente hacia la pared, luego se deslizГі de regreso a lo largo de su superficie. En la puerta del dormitorio mantuvo la respiraciГіn para evitar hiperventilarse. Se detuvo un momento con los ojos cerrados antes de asomar su cabeza con el martillo en alto.

MГЎs de la parafernalia de Javier estaba regada por el piso. DespuГ©s de exhalar profundamente bajГі la guardia y revisГі toda el ГЎrea alrededor de ella. Quienquiera que hubiese allanado el apartamento no tuvo reparos en destrozar cada pulgada del lugar. No querГ­a descubrir de primera mano el daГ±o que ellos pudieran infligir a quien se atravesase en su camino. Su corazГіn dio un salto. ВЎEl texto de Javier! La presencia de los intrusos debГ­a haber sido el problema sobre el cual Javier le habГ­a advertido.

EncendiГі todas las luces mientras recorrГ­a cada rincГіn del apartamento. Los closets y el baГ±o habГ­an sido saqueados. El monitor del computador estaba boca abajo sobre la mesa. El computador portГЎtil y el de escritorio habГ­an desaparecido, no habГ­a sangre ni cadГЎveres. La vida le habГ­a enseГ±ado a esperar lo peor. Estaba contenta que por una vez sus miedos no se habГ­an hecho realidad. Al menos por el momento. No podrГ­a respirar tranquila hasta que supiera, sin ninguna duda, que Javier estaba a salvo y bien.

Javier no había dado ninguna señal de que hubiese problemas cuando hablaron por última vez hacía casi un mes. Estaba menos comunicativo que lo usual pero ella lo atribuyó al rompimiento entre ellos la semana anterior. Cuando le pidió una explicación, no le dio una respuesta directa. Lo volvió a llamar para que le dijera las razones de frente. Sus últimas palabras antes de colgar: “Necesitamos darnos un respiro”.

ВїRompiГі con ella porque su vida estaba en peligro? UniГі sus manos alrededor de su nariz. La situaciГіn era locamente surrealista. Ella era la ciber delincuente. Javier era el hacker Г©tico, la persona mГЎs decente que conocГ­a. Se suponГ­a que ella era la que tendrГ­a problemas, no Г©l

Su iPhone sonó sacándola de su ofuscación. Era sólo un mensaje de texto. Probablemente era Brayden para saber de ella – o quizás era Javier. Sostuvo el martillo en su axila mientras se apresuraba a buscar su iPhone en su .bolso. Cuando puso la pantalla frente a sus ojos, el identificador de llamadas mostraba el celular de Javier.

El mensaje decía: “Necesito decirte mi secreto, Alanna, ven a buscarme”.

El martillo se deslizó hasta su codo mientras temblaba. Pensaba enviarle un texto a Javier preguntándole qué carajo estaba pasando – tan pronto como saliera del edificio. Devolvió el teléfono al bolso. Los intrusos podían volver pero estaba poco dispuesta a salir con las manos vacías. Le daría otra vuelta al apartamento para tratar de encontrar cualquier otra pista que pudiera dar con el paradero de Javier y luego se iría.

Un rГЎpido registro de la sala resultГі infructuoso. Hurgando en el desorden del dormitorio apenas pudo evitar pisar el marco de una fotografГ­a. Alanna llevГі el marco en forma de Гіvalo hasta su cara. Era una foto familiar de un larguirucho Javier con una sonrisa vacГ­a parado al lado de sus padres y su hermanita. PasГі las puntas de sus dedos sobre su cara antes de colocar el marco sobre la cГіmoda blanca al lado de la cama.

Le dio al cuarto otra mirada general sin ninguna suerte. Nada en este desorden proporcionaba alguna ayuda. CerrГі las piernas para detener el temblor. Era hora de irse. No es que supiera con certeza que la vida de Javier estaba en riesgo. CompartirГ­a todo con Brayden, quizГЎs entonces finalmente estarГ­a dispuesto a hacer lo mismo con ella. SaliГі del dormitorio hasta la puerta del apartamento y apagГі las luces antes de salir. Alanna se escabullГі por el pasillo vacГ­o, El ascensor mГЎs cercano estaba a varios pies de distancia cuando su agudo timbre la hizo detenerse. Un calvo, usando un traje oscuro con apariencia de profesional de la lucha libre, saliГі del ascensor. Al verla, dejГі caer la quijada. Mientras la miraba lascivamente, ella resistiГі las ganas de retroceder.

Se tocó la cabeza mientras intentaba parecer amable y en control. ”Hola”.

Él le hizo señas con su mano derecha. “Detente ahí mismo. No te muevas”.

Sus mГєsculos se pusieron rГ­gidos. Su primer impulso fue obedecer su orden, pero su sentido comГєn pesГі mГЎs y entonces corriГі en la direcciГіn opuesta.

“¡Dije que no te movieras!” Gritó.

Al llegar al signo rojo de la salida, abriГі la puerta rГЎpidamente, se aferrГі a la barandilla y corriГі escaleras abajo. Al cerrarse las puertas encima de ella cesaron el sonido de los fuertes pasos y los gritos desde el pasillo. Para cuando la persona que la perseguГ­a entrГі a las escaleras, ella estaba llegando al Гєltimo descanso. Al llegar a la planta baja, se lanzГі hacia la puerta que tenГ­a en frente.

Una rГЎfaga de aire hГєmedo le golpeГі la cara cuando corriГі hacia el estacionamiento. La entrada para los autos se encontraba en el extremo opuesto. Fue directo hacia la puerta de salida a su derecha, cuando girГі el mango de la puerta, esta se moviГі apenas unas pocas pulgadas, algo la trancaba del otro lado.

RetrocediГі algunos pasos para lanzarse fuertemente contra la puerta con sus hombros. Afuera, una rubia con cola de caballo, camisa de vestir blanca y pantalones oscuros trataba de recuperar el equilibrio. La mujer la mirГі como si ella estuviera tratando de atacarla tambiГ©n. Alanna tenГ­a que actuar rГЎpido antes que el calvo la alcanzara.

Cola de caballo estaba boquiabierta cuando ella estiró su brazo derecho “Ni siquiera lo pienses”. Demasiado tarde.

Alanna se le fue encima, lanzГЎndola a la grama. Mientras corrГ­a hacia la vereda de concreto contigua, la mujer gritaba en frustraciГіn. Alanna siguiГі la hilera de palmeras frente a la marina a la izquierda del frente del edificio. En esta secciГіn de Brickell rascacielos y concreto se encontraban frente a la bahГ­a. HabГ­a poco trГЎnsito en la calle y no habГ­a gente en la acera.

Estaba a campo abierto. El Kia de Brayden estaba a una cuadra de donde ella estaba, girГі a la derecha en la esquina corriendo a toda velocidad con una sonrisa en los labios. La adrenalina la golpeaba como una droga. En la intersecciГіn su cabeza girГі hacia el otro lado de la calle. Una van azul aceleraba por la calle unas pocas cuadra mГЎs adelante.

La calle donde Brayden se habГ­a estacionado apareciГі frente a ella. Si corrГ­a hacia su carro podГ­an salir de allГ­ en un minuto, pero no podГ­a hacerlo. SuponГ­a que quienes la perseguГ­an eran policГ­as o agentes federales; de ninguna manera lo iba a arrastrar hasta su desastre. MirГі hacia adelante y siguiГі corriendo en la misma direcciГіn.

Cuando Alanna volteГі hacia atrГЎs, vio al calvo que corrГ­a frente a la Cola de caballo. Necesitaba un lugar donde esconderse. En la calle siguiente, un estacionamiento vacГ­o y un restaurante cerrado estaban a su derecha, y a su izquierda un rascacielos y una calle ciega, mГЎs adelante habГ­an mГЎs calles. CorriГі hacia el estacionamiento esperando poder esconderse detrГЎs del restaurante.

DespuГ©s de rodear la esquina se detuvo para secarse el sudor de la frente. Al lado estaba una pared blanca de madera demasiada alta para treparla, al otro lado habГ­a grandes ГЎrboles y un edificio de oficinas de ladrillos marrones. TirГі sus ganzГєas en el ГЎrbol mГЎs cercano a ella, era la evidencia de su irrupciГіn en el apartamento que podГ­a ser usada para incriminarla. Una vez que sus preciosos recuerdos desaparecieron entre las hojas, apretГі los dientes y continuГі su escape.

CortГі a travГ©s del asfalto del estacionamiento. El sonido de las pisadas se acercaba. Estaba a medio camino del restaurante cuando comenzГі a perder el aliento, sus pulmones, que le quemaban la forzaron a disminuir el paso. Poco despuГ©s fue arrastrada por dos poderosos brazos que la tomaron por la cintura. Su cuerpo fue lanzado con fuerza contra el suelo del estacionamiento.

Todo su lado izquierdo latГ­a con dolor. El pavimento le raspaba la mejilla a medida que jadeaba buscando aire. Su atacante se parГі ante ella. Sus costillas golpeadas y su pierna y el codo raspados la hacГ­an contraerse de dolor mientras trataba de levantarse, al girar su cabeza hacia arriba el calvo le clavГі la rodilla en la espalda, ColapsГі bajo la fuerza bruta.

DespuГ©s de yacer boca abajo y quejГЎndose en voz alta por un corto tiempo, se levantГі una vez mГЎs. Su peso la empujГі hacia abajo hasta que su cuerpo quedГі extendido. Gente gritГі detrГЎs de ella. Toda su esperanza desapareciГі cuando vio a la Cola de caballo y dos tipos mГЎs corriendo hacia ella. El mundo entero se le vino encima.

“¡Quítenseme de encima, maldición!” Gritó.

Un dolor agudo atravesó la cuenca de su hombro izquierdo cuando su brazo fue forzado detrás de su espalda. Un aro de metal le sujetó la muñeca y luego hizo lo mismo con su brazo izquierdo. Luchó hasta que no pudo soportar las esposas hundiéndose en su piel. La sangre le latía en la cabeza. Cerró los ojos para bloquear la agonía y los gritos de sus captores. Lo siento papá. Te decepcioné – de nuevo.




2

SUPLANTACIГ“N DE IDENTIDAD EN LA RED (PHISHING)


La gente te exprimirГЎ si se lo permites. PromГ©teme que no terminarГЎs indefensa como yo, una vГ­ctima.

Su padre sostenГ­a una botella de whisky en la mano cuando ella le dio su palabra a los once aГ±os. Borracho o no, decГ­a la verdad. Cuando llegГі a Miami por primera vez fue testigo de cuГЎnta razГіn habГ­a tenido su padre. Malvivientes se alineaban buscando fugitivos cГіmo ella para enviciarlas en drogas fuertes. ExplotГЎndolos hasta que ya no les sirviesen. A ella le fue mejor que a la mayorГ­a.

Ahora su suerte se habГ­a acabado. Llevaba mГЎs de una hora sentada sin hacer nada en una frГ­a sala de interrogatorios. El calvo le habГ­a leГ­do sus derechos mientras le aplastaba la espalda. DespuГ©s de recibir instrucciones de Cola de caballo, Г©l y un tipo de cabello gris la empujaron en el asiento trasero de un auto del FBI y la habГ­an llevado a su oficina del centro de Miami.

Le confiscaron el bolso con dinero en efectivo y su identificaciГіn. Su nombre, foto, huellas dactilares y ADN fueron registrados en su base de datos. Estaba en el sistema de identificaciГіn del FBI oficialmente. Era lo Гєltimo que necesitaba y seguro que lo que vendrГ­a serГ­a peor. Ella se burlГі de su reflejo en el espejo en la pared gris mientras golpeaba su pie en el suelo de baldosas negras. Si los federales la espiaban, era una forma de hacerles saber que estaba harta de esperar.

Los agentes que la arrestaron se llamaban a sГ­ mismos FCCU, Unidad Federal de Delitos CibernГ©ticos (Federal Cyber Crimes Unit, por sus siglas en inglГ©s). Era la primera vez que habГ­a oГ­do hablar de ellos. HabГ­a tantas unidades, equipos y grupos de trabajo de delitos cibernГ©ticos que les habГ­a perdido la pista. Al parecer, era el fin de sus estafas de ingenierГ­a social. Las advertencias de Brayden resultaron ser correctas. RezГі para que sus captores de la FCCU no lo hubieran atrapado a Г©l tambiГ©n.

Pasaron quince minutos antes de que un hombre alto y de mediana edad entrara en la habitaciГіn. Bronceado oscuro, pelo negro corto y traje gris. DejГі caer una carpeta de color canela, un bloc de notas amarillo y un bolГ­grafo sobre la mesa de madera entre ellos. Su mirada se posГі en ella cuando se sentГі en la silla de metal frente a ella. "Srta. Blake. Mi nombre es Ethan Palmer. Soy un agente especial del Servicio Secreto".

PermaneciГі inmГіvil con los brazos colgando de los lados de la silla. Servicio Secreto y FCCU. Una exageraciГіn por una simple entrada ilegal a un apartamento. Se preguntГі cuГЎl de sus estafas apareciГі en su radar o cuГЎnto tiempo habГ­an estado observГЎndola. Cualquiera que fuese la evidencia que tenГ­an, no tenГ­a intenciГіn de revelar nada acerca de sus estafas o el allanamiento.

El agente apoyó su mano derecha sobre la carpeta. “Su archivo dice que fue reportada como desaparecida en Carolina del Norte poco después de su decimosexto cumpleaños. Sin registro de ninguna actividad desde entonces. ¿Le gustaría decirnos qué ha estado haciendo en los últimos dos años? "

Ella se quedó mirando a un lado. Cada centímetro de la pared estaba pintado del mismo gris monótono y deprimente. Él tomó su pluma con una sonrisa. “Sus dos padres aparecen como fallecidos. ¿Tiene a alguien con quien quiera que la contactemos? ¿Un amigo o miembro de la familia?

"No".

"Siento escuchar eso. Debe ser duro, una chica de su edad que vive por su cuenta".

Lo Гєltimo que necesitaba era que este tipo le tuviera lГЎstima. "ВїTiene mucha experiencia con chicas de mi edad?"

"De hecho, mi hija mayor es un par de aГ±os mГЎs joven que usted".

Cuando sus labios se suavizaron en una sonrisa, ella hizo un esfuerzo consciente para no responderle con ninguna forma de emociГіn. El silencio momentГЎneo se rompiГі cuando Cola de caballo irrumpiГі con una chaqueta azul oscura sobre su camisa blanca manga larga. Masticaba un chicle mientras pasaba por un lado de la mesa hacia la parte posterior de la habitaciГіn.

El tipo hizo un gesto hacia ella mientras mantenГ­a contacto visual con Alanna. "Creo que ya ha conocido a la agente especial de la FCCU, Sheila McBride".

Le lanzГі una mirada rГЎpida a la agente, que ella ignorГі. "Lamento que hayamos comenzado sin ti".

La mujer se recostГі contra la pared enfurruГ±ada con ambas manos en los bolsillos de la chaqueta. Todo en ella delataba a una fanГЎtica del control. Alanna podГ­a decirlo por la forma en que esta agente McBride ladraba Гіrdenes en el momento de su arresto. TambiГ©n estaba bien familiarizada con la penetrante mirada que la agente le dirigГ­a de vez en cuando. Toda su vida habГ­a crecido alrededor de gente que la tildaba de delincuente. Ella respondiГі con una amplia sonrisa burlona.

El agente del Servicio Secreto moviГі su mano para llamar su atenciГіn. "Entonces, Вїquiere decirnos quГ© estaba haciendo en ese edificio de apartamentos? ВїO por quГ© se escapГі de los agentes de la FCCU que se le acercaron?

Ella apretГі las yemas de sus dedos, mientras apoyaba sus hombros contra el respaldo de la silla.

“¿Le importaría decirnos cómo llegó allí? Hallamos su auto en su apartamento".

Ella apretГі la mandГ­bula. Si no sabГ­an de Brayden, estaba malditamente segura que no les dirГ­a nada. La agente McBride se acercГі a la mesa. Definitivamente todavГ­a estaba adolorida por el empujГіn que recibiera fuera del apartamento de Javier. HabГ­a hostilidad entre ambas. Alanna tenГ­a poca simpatГ­a por las personas que la enfrentaban. Especialmente las chicas con actitudes de superioridad. Ella lo atribuГ­a a los aГ±os de ira acumulada por vivir con una figura materna disfuncional. Suficiente para durarle toda la vida.

La agente McBride se inclinГі amenazadoramente. "ВїAdivina quГ© descubrieron en tu computadora portГЎtil despuГ©s de una bГєsqueda ordenada por un tribunal en tu apartamento?"

Los datos de sus ataques por medio del phishing, la mayor fuente de dinero de todas sus estafas. Ella enviaba cadenas de correos electrГіnicos que parecГ­an venir de Instagram, Facebook o cualquier otra fuente ampliamente aceptada. Algunas personas sin sospechar nada abrГ­an los mensajes y enviaban su informaciГіn personal a las pГЎginas web falsas que ella habГ­a creado.

Ella bajГі la barbilla antes de responder. "ВїMinecraft?" RefiriГ©ndose al conocido juego de computaciГіn.

Los ojos azules de la agente McBride se entrecerraron. "ObtenciГіn de informaciГіn sobre personas. Robo de identidad. Resistir el arresto. Allanamiento. EstГЎs a punto de hacer muy feliz a un afortunado fiscal federal".

El pulso de Alanna se acelerГі. La mayorГ­a de los datos en su servidor privado estaban encriptados. Excepto los correos electrГіnicos que habГ­a enviado en la maГ±ana. PodГ­a haber sido mГЎs cuidadosa, pero no contaba con una emboscada de los federales al comienzo de la tarde. Si no era un engaГ±o, estaba jodida. Pero no iba a traicionarse a sГ­ misma con ninguna seГ±al de pГЎnico. El juego de la Agente McBride era hurgar en su mente. Alanna habГ­a soportado tantas veces que fuesen contra ella que ya no se asustaba.

Ella volteГі su atenciГіn hacia el Agente Palmer, debГ­a tener unos cuarenta aГ±os. Las arrugas comenzaban a aparecer en su rostro. "Quiero un abogado".

“¿Tiene un abogado al que pueda llamar? Si no, tendrá que esperar horas antes de que el tribunal le asigne uno".

Ella frunciГі el ceГ±o ante su pequeГ±o intento de intimidaciГіn. "EsperarГ©. No obtendrГЎ nada de mГ­ hasta entonces".

El agente Palmer cortГі a la Agente McBride antes de que ella pudiera replicar. "Bien, no hable ВїEscucharГЎ primero lo que tenemos que decir?

"Muy bien, dispare".

AbriГі la carpeta y luego golpeГі una hoja de papel bajo de su rostro. "ВїEstГЎ familiarizada con este grupo?"

Ella reconociГі la captura de pantalla enseguida. En la parte superior habГ­a una bandera de anarquistas roja y negra con una estrella en el centro. Debajo habГ­a una imagen en blanco y negro del Che Guevara, como las que veГ­a en las camisetas. Javier no estaba muy emocionado al ver ese rostro cuando Brayden alardeГі sobre el sitio web pirateado. Su familia habГ­a huido de Cuba por lo que no era precisamente un fanГЎtico de todo lo que al Che se referГ­a.

Junto a la imagen habГ­a una cita: "Ahora es el momento de deshacerse del yugo, forzar la renegociaciГіn de las deudas externas opresivas y forzar a los imperialistas a abandonar sus bases de agresiГіn".

Ella girГі su cabeza sobre su hombro izquierdo. "SГ­, sГ© de Anti AmГ©rica, estГЎn en las noticias todos los dГ­as".

No es que estuviese interesada en hacerles un seguimiento, pero habГ­a recibido resГєmenes y comentarios que no habГ­a pedido sobre el tema gracias a Brayden. Por mucho tiempo Г©l habГ­a sido un hacker activista y un partidario decidido que apoyaba causas sociales a travГ©s de Internet y hacГ­a comentarios anticapitalistas. Cuando empezaba a hablar de cГіmo "el sistema estaba diseГ±ado para que los ricos explotaran a las masas", nadie podГ­a callarlo.

El agente Palmer tomó la página con la captura de pantalla y la agitó mientras su compañera de equipo caminaba por la esquina del salón. "Esta era la página de ´Nexus Bank después del primer ataque de Anti América el 1 de mayo – el día internacional del trabajador – para conmemorar el período de Red Scare (miedo a un potencial surgimiento comunista) de 1919 hace un siglo, seguido de ataques contra el Dominion y el First Regency. Los tres bancos más grandes del país pirateados en los últimos dos meses".

Los agentes actuaban como si su discurso de alguna manera le importara. "ВїEsta es la razГіn por la que ustedes dos estГЎn hablando conmigo?"

El agente Palmer asintiГі. "La agente McBride y yo somos parte de un grupo de trabajo inter agencias asignado para investigarlos".

"Bien por ustedes."

"ВїCuГЎl es su opiniГіn de Anti AmГ©rica?"

Los oГ­dos de Alanna se llenaron con el sonido de la agente McBride masticando su chicle en la esquina. "No tengo ninguna y no podrГ­a importarme menos. ВїCuГЎl es la de ustedes?"

"No son hackers activistas que luchan por causas como LulzSec o NullCrew. Son anarquistas. Su juego final es poner a este paГ­s de rodillas. Y cuantos mГЎs seguidores atraigan, mГЎs peligrosos se volverГЎn".

Desde que Anti AmГ©rica publicГі un manifiesto en lГ­nea despuГ©s del primer ataque, habГ­an estado reuniendo a todos los anarquistas ocultos en el closet por medio de foros, salas de chat y Twitter. Ella no tenГ­a ni idea de cuГЎntos eran. Pero cada vez que encendГ­a la televisiГіn, abundaban las noticias sobre nuevas protestas en las principales ciudades del mundo.

"Bueno, apartando el melodrama, ВїquГ© tiene esto que ver conmigo?

Se inclinГі hacia atrГЎs y luego juntГі las manos. "ВїConoce a un hacker llamado Paul Haynes?"

Alanna apoyГі el cuello contra el respaldo de la silla. El hecho de que los federales mencionaran el nombre de Paul significaba que estaban conscientes de que era un hacker malintencionado (un hacker de sombrero negro). Era mejor que anduviese con cuidado. Sin saber quГ© pruebas tenГ­an para vincularla con Paul, no podГ­a ser demasiado obvia y negar cualquier conexiГіn con Г©l.

Inclinó la cabeza. “Puede responder con un simple sí o no. ¿Lo conoce o no?

El silencio solo la harГ­a verse mГЎs culpable en sus mentes. Tal vez si respondiera, Г©l finalmente llegarГ­a al punto. "Lo conozco. Pero no muy bien. Hemos hablado un par de veces".

"ВїCuГЎnto tiempo ha pasado desde que le hablГі por Гєltima vez?"

"Unos pocos meses. ВїPor quГ©? Mejor que ella lo hiciera pasar por un conocido. Ya estaba en suficientes problemas con sus propios delitos sin necesidad de que la asociaran con Г©l.

"Su compaГ±ero de cuarto fue encontrado asesinado".

El estГіmago de Alanna se revolviГі mientras se retorcГ­a en su asiento. Los dos agentes estaban estudiando su reacciГіn con interГ©s, tenГ­a que controlar sus emociones. Pero no podГ­a evitar sentir pena por Paul. No importaba lo que pensara de Г©l, no podГ­a soportar la idea de lo desgarradora que debГ­a haber sido esa pГ©rdida.

"Íbamos a traerlo hace un par de semanas para discutir un programa que creó y que se usó en el primer ataque Anti América. Los agentes que fueron enviados a su apartamento en South Beach encontraron el cuerpo de su compañero de cuarto. Había sido atado, golpeado y estrangulado”.

Ella se mordiГі el labio inferior. "Guau. Nunca conocГ­ a su compaГ±ero de cuarto. Pero Paul parecГ­a una buena persona. ВїCreen que lo matГі?

"No lo sabemos. Pero obviamente es un sospechoso potencial, dado que desapareciГі en el momento del asesinato de su compaГ±ero de cuarto".

Paul y Terry eran una pareja, no compaГ±eros de cuarto. Pero los federales no lo sabrГ­an por Alanna. Incluso si no se estuviese distanciando de Paul, nadie podГ­a mantener las vidas privadas de las personas en secreto mГЎs que ella. Se apretГі el estГіmago debajo de la mesa. Г‰l hablaba de su relaciГіn como si hubiese encontrado el amor de su vida. Era escГ©ptica en cuanto aque esa relaciГіn hubiese terminado en tortura y asesinato.

El agente Palmer se inclinГі hacia delante en su asiento. "ВїEn quГ© lugar lo vio por Гєltima vez?"

"En Mechlab". Un lugar local para hackers. Un centro de recreaciГіn / biblioteca / taller / laboratorio de computaciГіn. Paul fue una de las primeras personas que conociГі cuando se convirtiГі en asidua hacГ­a un par de aГ±os. Brayden y Javier lo habГ­an conocido por mГЎs tiempo.

"ВїTiene alguna informaciГіn sobre dГіnde podrГ­amos encontrarlo?"

"Lo siento. No he visto ni oГ­do nada sobre Г©l".

La agente McBride intervino: "ВїQuГ© hay de Javier Acosta? ВїCuГЎndo fue la Гєltima vez que lo viste o escuchaste de Г©l? "

Alanna la miró fijamente, pero estaba cubierta por las sombras en la esquina. “¿Javier? ¿Qué tiene que ver con esto?”

La agente de la FCCU con cara de presumida apareciГі frente a ella. "Г‰l ha estado desaparecido por algunas semanas, Вїno es asГ­? ВїNo es tambiГ©n amigo de Paul Haynes, que desapareciГі casi al mismo tiempo? "

Oh mierda. Los federales estaban tras Javier. Estaban vigilando su apartamento – no a ella.

La agente McBride inclinó la cabeza hasta que sus ojos estuvieron a la altura de los de ella. "¿Alanna? Javier Acosta – ¿qué nos puedes decir sobre su desaparición?

"Nunca lastimaría a nadie – ni se uniría a Anti América".

"El software usado por Anti AmГ©rica para atacar la vulnerabilidaddel Nexus Bank fue descubierto por Paul y Javier. ВїEstГЎs diciendo que es una coincidencia? "

El hecho de que los federales investigaran el departamento de Javier significaba que lo consideraban sospechoso de los ataques de Anti AmГ©rica. Mantenerse en silencio ya no era una opciГіn, tenГ­a que garantizar su inocencia o al menos hacer que la culpa no apuntara hacia ella. "Javier es un hacker Г©tico. Las empresas le pagan por arreglar los errores en sus programas. Г‰l no las roba".

La agente McBride se contoneГі hasta el borde de la mesa. "Г‰l busca vulnerabilidades de software y piratea las redes corporativas por dinero. Suena muy parecido a los hackers de Anti AmГ©rica".

"Hable con Paul, probablemente fue Г©l. O tal vez lo vendiГі como un programa por su cuentay Nexus no corrigiГі la vulnerabilidad a tiempo. Pero Javier nada tuvo que ver con el ataque".

El agente Palmer se metió entre la línea de visión de las dos. "Incluso si eso es cierto, nos gustaría entrevistarlo, pero ha desaparecidoasí que le pedimos que nos ayude con las piezasque faltan. “¿Alguna vez ha expresado su insatisfacción con alguna institución financiera? ¿O apoyado a Anti América?”.

"No. Javier no es un hacker activista. A Г©l no le importa la polГ­tica y nunca ha cometido un delito en su vida. Sabe la diferencia entre un hacker de sombrero blanco y unhacker de sombrero negro, Вїverdad? "

La bola verde de chicle se moviГі en la boca dela agente McBride. "Si lo conoces tan bien, entonces Вїpor quГ© entraste a su apartamento de manera ilegal?"

Alanna apartГі su mirada del techo. Las luces deslumbrantes en lo alto le hacГ­an ver manchas. "Г‰l y yo salГ­amos. No contestaba su telГ©fono. Me detuve en su apartamento, no respondiГі y me fui."

La agente de la FCCU negó con la cabeza y soltó una risita. “El que mientas nos hace creer que tienes algo que esconder. ¿Quieres contarnos sobre todos los datos cifrados en tu disco duro? ¿Hay algo allí que te conecte con Anti América?

Alanna sofocГі una carcajada. "ВїDe verdad creen que estoy mezclada con esa gente rara? Ustedes deben estar realmente desesperados".

La agente McBride se aferrГі a la mesa con tanta fuerza que sus nudillos se habГ­an puesto blancos. "Tu pose podrГ­a ser mГЎs convincente, si ya no tuviГ©ramos evidencia de que robas datos que no te pertenecen".

"Se los dirГ© de plano: nunca me involucrarГ­a con Anti AmГ©rica ni con ningГєn otro grupo de locos de atar. Busquen todo lo que quiera. No encontrarГЎn nada que me conecte con ellos".

"Tal vez tu novio es un miembro de Anti AmГ©rica y tГє eres su cГіmplice".

Alanna saltГі de su silla. "ВїEstГЎs sorda? No tenemos nada que ver con ellos. Si fueras buena en lo que haces, sabrГ­as que estaba diciendo la verdad".

"Te dirГ© lo que sГ©". La agente de la FCCU avanzГі hacia Alanna, apuntГЎndole con el dedo Г­ndice en la cara. "Eres una ladrona y una mentirosa. Si no dejas de hacerte la estГєpida, vas a terminar declarada culpable".

"SГ© lo que pasa. Anti AmГ©rica te estГЎ haciendo ver estГєpida. AsГ­ que quieres arrestar al primer hacker que encuentres".

La agente McBride apartГі los mechones de su tenue cabello hacia un lado. "No te hagas ilusiones. Eres una ladrona de identidad. ВїCrees que nos importa alguien de poca monta como tГє?

"Entonces, Вїpor quГ© sigues inventando mierda sobre mГ­ y Anti AmГ©rica?"

“Queremos que nos cuentes sobre Javier Acosta. ¿Qué demonios estabas haciendo dentro de su apartamento? ¿Qué eres – su psicótica ex novia?

Alanna se lanzó de cabeza contra la agente de la FCCU. “¿Qué me llamaste? Estoy harta de ti”.

LlegГі a la mitad de la mesa antes de que la agente McBride la agarrara del brazo y la arrojara contra la pared. Cuando con burla la agente colocГі su antebrazo contra el esternГіn de Alanna, su cГЎlido aliento rozГі un lado de su mejilla. El agente Palmer se metiГі entre las dos hasta que la agente se vio obligada a ceder. Alanna regresГі a su asiento, mirando a la agente McBride, que estaba furiosa por la intervenciГіn de su compaГ±ero.

El agente Palmer señaló en dirección a Alanna. “Cálmese. No lo haga peor para usted".

Tenía razón. Asesinato. Ataques bancarios. Los federales habían acusado falsamente a hackers por mucho menos. No importaría que Alanna no pudiese ser conectada con AntiAmérica, Javier o Paul; oque no tuviese los conocimientos de seguridad de la red para ejecutar los ataques. Los federales querían mantener al público contento y obtener promociones – no arrestar a la persona culpable. Esta agente McBride la estaba provocando para que hiciese algo estúpido. Nada bueno pasaría si perdía el control.

El agente Palmer volviГі a sentarse, buscГі en su bolsillo y luego golpeГі una bolsa de plГЎstico con su iPhone sobre la mesa. "Vamos a hablar sobre la razГіn por la que estamos aquГ­. RecibiГі textos de Javier ayer y hoy. ВїCuГЎnto tiempo ha pasado desde que lo vio por Гєltima vez? "

"Hace unas pocas semanas."

"Todo el que lo conoce dice lo mismo. Ha desaparecido de la faz de la tierra. AbandonГі todas sus clases. Nadie ha sabido de Г©l".

"ВїPor eso estaban vigilando su apartamento?"

Se frotГі los labios fruncidos. "No estoy en libertad de compartir esa informaciГіn. Todo lo que necesita saber es que Javier es una persona de interГ©s".

"No sabe dГіnde estГЎ, por lo que debe estar atacando bancos para AntiAmГ©rica, Вїverdad?"

"Todo lo que queremos es que venga y nos hable, para que podamos eliminarlo como sospechoso. Si Г©l es tan inocente como usted dice, no hay daГ±o ni falta".

Su pierna temblaba bajo la mesa. "Quieren que lo encuentre para traérselo a ustedes”.

"Este es el trato: tenemos pruebas suficientes de su pequeГ±a operaciГіn de phishing como para enviarla a la cГЎrcel. Afortunadamente para usted, tenemos que hablar con Javier. Ya que es la Гєnica persona con la que ha tenido comunicaciГіn, es nuestra Гєnica pista. Queremos que se pongas en contacto con Г©l y nos ayude a traerlo para interrogarlo".

"ВїQuedo libre si delato a Javier?"

"Estamos ofreciГ©ndoleque todos los cargos se eliminen bajo la condiciГіn de que trabaje como informante confidencial hasta que cumpla con las condiciones de su servicio. ComenzarГЎ por rastrear la ubicaciГіn de Javier y cualquier informaciГіn relacionada con Anti AmГ©rica".

Una informante. Los federales la poseerГ­an. PasarГ­a sus dГ­as delatando a Javier y a cualquier otro hasta que no la necesitasen mГЎs. TendrГ­a que decirle adiГіs a todo el dinero que entraba por sus estafas. Por mucho que Alanna no pudiera soportar la idea de lo que le ofrecГ­an, la alternativa era mucho peor.

La gente te exprimirГЎ sise lo permites.

Ella se permitiГі un largo silencio antes de contestar. "Supongamos que los ayudo. ВїQuГ© pasa si Javier no estГЎ en ninguna parte? ВїSigo libre? "

El agente Palmer negГі con la cabeza. "Lo siento. No funciona asГ­. Para obtener nuestra ayuda necesita ayudarnos con nuestra investigaciГіn. Ya sea llevГЎndonos hasta Г©l o dГЎndonos informaciГіn que nos ayude a encontrarlo".

La agente McBride se acercГі mГЎs hasta que estuvo casi encima de ella. "Espero que digas que no. Por la evidencia que vi, una pequeГ±a ladrona como tГє no tiene por quГ© andar por ahГ­ libre".

Su compañero se levantó de su asiento y se acercó desde el lado opuesto de la mesa. "Si dice que no, estará desperdiciando su vida. Así que tómese un momento y piénselo cuidadosamente antes de responder”.

La sangre de Alanna se acelerГі cuando ambos agentes la miraron. Rehusarse a actuar como su confidente significaba poner sus esperanzas en que un juez al azar se apiadara de ella. De lo contrario, la prisiГіn y los antecedentes penales la destruirГ­an. Los sombreros negros tenГ­an que vigilar constantemente sus espaldas contra los delatores exactamente por esta razГіn. La mayorГ­a de los jГіvenes de su edad se retiraban ante el mГЎs mГ­nimo indicio de un perГ­odo tras las rejas. Poco sabГ­an estos dos que tenГ­a una tercera opciГіn en mente.

Miraba sus zapatos de cuero negro para aparentar que pensaba en la decisiГіn. "Muy bien,lo harГ©."

La cara del agente Palmer se iluminГі. "TomГі la decisiГіn correcta. La agente McBride y yo saldremos para hacer los arreglos. Alguien vendrГЎ pronto para interrogarla y darle instrucciones.

Ella le dio una Гєltima sonrisa. "No puedo esperar".

DespuГ©s que el agente Palmer saliГі de la habitaciГіn, la agente McBride se inclinГі sobre ella para darle una Гєltima advertencia. "Puede que Г©l te haya salvado, pero yo no. Si te conectamos con los piratas informГЎticos de Anti AmГ©rica, el trato se cancela y vas a prisiГіn. Si encontramos a tu novio sin tu ayuda, irГЎs a la cГЎrcel. El reloj estГЎ corriendo".

Alanna se encogiГі en su silla cuando la puerta se cerrГі detrГЎs de ella. Con algo de suerte, su cooperaciГіn hizo que la atenciГіn se desviara de ella. No podГ­a arriesgarse a que la agente McBride o el resto de los federales hurgaran mГЎs profundamente en su vida. El uso del phishing no era la Гєnica estafa que llevaba a cabo. Si todo se iba al infierno, no debГ­an saber sobre la carta de triunfo que tenГ­a bajo la manga.




3

DROGAS


Jessica Bright. Nacida en Birmingham, Alabama el 3 de febrero del 2001. Licencia de conducir emitida a la edad de diecisГ©is aГ±os. Sin registro delictivo, sin federales observГЎndola. Era mГЎs confiable que Alanna Blake, ladrona de identidades. Jessica no tenГ­a idea que su informaciГіn personal habГ­a sido robada de una compaГ±Г­a de registros mГ©dicos aquГ­ en el sur de la Florida. Jessica era la identidad de respaldo de Alanna.

En la mano de Alanna estaba una tarjeta plГЎstica con su cara y el nombre de Jessica. MГЎs temprano en la tarde, fue a la sucursal de su banco local para sacar su caleta de emergencia. De un compartimiento secreto en su cepillo para peinarse habГ­a sacado la llave de una caja de seguridad del banco. La caja rectangular de metal contenГ­a todo lo que necesitaba para comenzar su nueva vida: la identificaciГіn de Jessica, tarjetas bancarias, efectivo, un celular pre-pagado desechable, una computadora portГЎtil de respaldo y una memoria USB.

La caleta originalmente habГ­a sido guardada por si acaso las cosas se complicaban con la policГ­a o con alguno de sus clientes del mercado negro. Ahora era una forma de pasar mensajes sin que los federales se enteraran. La FCCU la vigilaba. HabГ­an instalado spyware en su portГЎtil y su iPhone, incluyendo un rastreador GPS, asГ­ que no escribirГ­a emails privados, ni visitarГ­a pГЎginas web o hablarГ­a por su iPhone. SГіlo se podГ­a comunicar en privado por medio del celular desechable, la portГЎtil de respaldo o cara a cara.

MetiГі el celular desechable en un bolsillo y la identificaciГіn, las tarjetas y el efectivo en su bolso, la portГЎtil la dejГі en su bolsa de cuero marrГіn. Antes de conducir hasta la esquina habГ­a cargado su computadora con un software que habГ­a comprado para esta reuniГіn secreta. El resto de la caleta lo guardГі en la guantera. SaliГі de su Toyota Corolla negro con las bolsas en la mano.

Dos lГ­neas de carros estaban detenidas ante un semГЎforo en rojo. Se moviГі entre ellas para cruzar la calle y luego detallГі el escenario que tenГ­a alrededor de ella. Una tГ­pica noche de semana en South Beach. El trГЎnsito en la avenida Washington se movГ­a lentamente de manera constante. No habГ­a gente frente a los clubes con anuncios de neГіn ni las tiendas aГєn. Las pocas personas en las aceras iban pensando en sus propios problemas.

Nadie de la FCCU la seguГ­a segГєn podГ­a ver. La agente McBride le habГ­a asegurado que habrГ­a gente vigilГЎndola todo el tiempo. Alanna no estaba segura si esa afirmaciГіn era cierta o era otro mГЎs de sus juegos mentales. Una cosa que la agente McBride hizo obvia era cuan poco confiaba en ella. Era un hecho que le habГ­a sido recordado justo en el momento que la dejaron afuera del complejo de apartamentos donde vivГ­a.

La Гєnica cosa positiva era que los federales habГ­an dejado su apartamento mucho mejor que como dejaron el de Javier. Una ventaja de trabajar como su informante. Le gustase o no, el hacerlos felices era ahora su trabajo a tiempo completo. DejГі mensajes preguntando por Javier en su celular a sus padres, primos y amigos, para mantener la apariencia que estaba cumpliendo con su parte del trato.

Se dirigiГі hacia la seГ±al de trГЎnsito y cruzГі en la esquina. Su paso disminuyГі cuando el anuncio en letras cursivas rosadas y brillantes que decГ­an Serendipity apareciГі frente a ella. Era temprano en la tarde. No habГ­a nadie haciendo cola fuera del club. El fornido portero que estaba parado frente a la entrada se tanteГі el cabello de corte militar y se ajustГі su saco gris al acercarse ella.

Alanna sacГі la licencia de conducir de Jessica de su bolso. El matГіn se la quitГі de las manos y la sostuvo contra la titilante luz de neГіn sobre la entrada. Sus ojos iban de la foto de la licencia a su cara y de su cara a la foto. PodГ­a verla todo el tiempo que quisiera, nadie podrГ­a pensar que era falsa. Ella la habГ­a solicitado en la Oficina de TrГЎnsito Vehicular mientras se hacГ­a pasar por la Jessica real. Las cuentas bancarias las habГ­a abierto con un nГєmero de seguridad social de una niГ±a de cinco aГ±os. El nГєmero habГ­a sido robado de la misma compaГ±Г­a de registros mГ©dicos. Las agencias crediticias no verifican los nГєmeros. Alanna no estaba usando las cuentas para estafar a alguien, por lo que no tenГ­an razГіn para sospechar. En cuanto a la niГ±a, pasarГ­an aГ±os antes de que tuviese la edad suficiente para preocuparse por su historial crediticio.

El portero le devolviГі la licencia y le abriГі la puerta. Ella vio el reflejo de su cara con expresiГіn estoica en el espejo en la pared de la entrada. La agitaciГіn por la emociГіn de ayer era un recuerdo distante. El resultado era un estado emocional de entumecimiento que la habГ­a dejado aislada del resto del mundo. Era el estado mental perfecto para pasarla en un sitio de narguiles (hookah joint).

El salГіn estaba baГ±ado con una luz pГєrpura leve. SofГЎs de terciopelo rojo y mesas negras se alineaban a ambos lados de un pasillo con alfombra roja y un bar al final de Г©ste. El dueГ±o habГ­a decorado el local con un opulento estilo europea en lugar de la tГ­pica decoraciГіn estilo oriente medio, lo que lo hacГ­a muy popular con los turistas extranjeros ricos, al igual que con la mafia rusa.

El salГіn estaba vacГ­o excepto por dos parejas sentadas con un narguile plateado en una mesa a su izquierda y Natalya en el bar. Mientras menos gente mejor, asГ­ habГ­a menos posibilidad que la FCCU estuviera acechГЎndola. MetiГі la licencia de Jessica en su bolso y sacГі dos billetes de veinte. DespuГ©s de meter el bolso en la bolsa de cuero marrГіn le dio un vistazo a la palma de su mano derecha.

La vista de la sangre seca le causГі un ligero temblor, Alanna habГ­a estado escarbando en su piel con sus uГ±as durante la mayor parte de la tarde. HabГ­a establecido un plan para manipular a su mejor amiga. En dГ­as ateridos como el de hoy era incapaz de sentir un verdadero remordimiento asГ­ que se decidiГі por la versiГіn del daГ±o auto infligido. Mientras caminaba hacia la izquierda del bar, dejГі caer sus brazos a los costados del cuerpo.

Natalya la observaba mientras ponГ­a vasos en una bandeja. Ella estaba en sus treinta y cinco pero parecГ­a lo suficientemente joven para verse bien con el vestido negro de bajo escote que usaba. El nuevo peinado con cabellos marrones cortos rizados la hacГ­an parecer mГЎs de su edad. DespuГ©s de verter hielo en un vaso lo llenГі con Coca Cola con un dispensador de refrescos. Era la Гєltima persona en el mundo que le servirГ­a alcohol. Y no era que Alanna tuviera algГєn deseo de probar una gota.

Natalya golpeó el vaso en la barra con un ceño fruncido. “Eres una chica bien descuidada. ¿No leíste mi mensaje diciéndote que no vinieras aquí?”

“Es una emergencia, no tengo ningún otro lugar donde ir”.

La cara de Natalya se encendió. “¿Qué tal si Bogdan viene y te ve?”

“Dijiste que nunca viene para acá”.

“El viene en algunas ocasiones. Igual que sus amigos”.

Alanna tomó un trago del vaso y se limpió los labios. “Ellos no saben que estoy aquí. Mientras no me vean, estaré segura”.

“Le mentí en su cara cuando me preguntó por ti. ¿Te das cuenta de la situación en la que me pones?”

Alanna levantó ambas manos. “Lo siento, te lo compensaré. Si quieres espiaré a tu novia de nuevo”.

“Ya no es mi novia”.

“Estás mejor sin ella, eres demasiado buena para ella. Si vuelve a buscarte pelea dímelo y le enviaré a la policía”.

“No necesito tu ayuda para encargarme de ella. No necesitas otra excusa para meterte en problemas”.

Alanna señaló hacia el pasillo a la izquierda del bar que llevaba al salón VIP. “Está bien que lo use, ¿no?

Natalya subió los ojos. “Te puedes quedar hasta las nueve”.

“Gracias. Mi amigo estará aquí en un minuto”

“Ni un minuto más tarde. Mi jefe estará aquí alrededor de las diez. Estaré en problemas si te ve allí. Él es muy estricto”.

“¿Estricto? Estás traficando justo frente a él”.

Natalya puso sus dos manos sobre la barra. “No lo sabe porque soy muy cuidadosa. Deberías intentarlo de vez en cuando. ¿Trajiste el dinero?”

Alanna puso su mano izquierda sobre la barra. Natalya deslizГі hacia ella una bolsa de plГЎstico a cambio de los billetes doblados. Puso el efectivo en su bolsillo sin molestarse en contarlo. Las drogas recreacionales eran para los clientes que le hacГ­an pedidos mientras trabajaba en el bar. Alanna ya no era una de las asiduas, pero ambas se cubrГ­an las espaldas.

Alanna la ponía en contacto con proveedores baratos en la Zona Fantasma – el mercado negro donde vendía sus datos de identidad. Natalya la mantenía al tanto de Bogdan y los miembros de su mafia, ocasionalmente le vendía una bolsa de hierba sin sobreprecio y la atormentaba hablándole sobre las irracionales decisiones de su vida. Alanna no tenía la energía para tener una pelea por esta vez.

Puso la bolsa en su bolsillo antes de hablarle a Natalya en el oído. “Si Bogdan en verdad se aparece, avísame para escaparme por atrás”.

“Estaré pendiente de él pero no te tardes mucho. Sería mejor que no estuvieras aquí cuando se llene el local”.

Alanna le guiñó un ojo antes de tomar el vaso de la barra. “Te debo una. Llámame, ahora que estás soltera podemos sentarnos en tu sofá y ver Netflix”.

Natalya sonrió tímidamente. Tenía razón en preocuparse, no sólo porque le había mentido a Bogdan. Era su competencia. Él operaba una inclemente operación de drogas para sus jefes rusos. Era búlgaro, muy fuerte. Un sociópata adicto a las píldoras con un temperamento mil veces peor que el de la mamá de Alanna – sin sus gritos y chillidos. Toda su ira estaba bajo la superficie, en sus ojos y en su casi permanente aspecto amenazador. Era alguien a quien no deseabas tener cerca cuando explotaba.

Bogdan era la razГіn por la que Alanna usГі la identificaciГіn de Jessica en la entrada. PodГ­a que no recordara que existiera o podrГ­a asesinarla al verla. Era mejor tener precauciГіn. No habrГ­a venido a este lugar excepto que tenГ­a que asumir que la FCCU observaba cada movimiento que hacГ­a. Con cualquiera que ella se reuniera en su apartamento o en los suyos levantarГ­a las sospechas de los federales. Serendipity era un lugar pГєblico donde podГ­a estar con algo de privacidad.

Las luces fluorescentes en el techo del club le permitieron guiarse hasta el salГіn VIP que estaba luego de pasar los sanitarios. Un fuerte olor a perfumador de ambiente le llenГі la nariz al pasar por la puerta. La habitaciГіn estaba alumbrada con el mismo pГєrpura suave de neГіn del resto del club. Un sofГЎ circular de cuero rojo con almohadas de tela llenaba la mitad del salГіn. Sillas de cuero que hacГ­an juego con el mobiliario y dos mesas auxiliares negras que se situaban en ambas paredes. Delgadas cortinas escarlatas colgaban de los bordes del sofГЎ con una mesa negra en el centro.

DespuГ©s de colocar su bebida y el paquete de Natalya en la mesa del centro, se dejГі caer en el sofГЎ. SacГі unas pequeГ±as cantidades de la bolsa de plГЎstico. La conexiГіn con la hierba era otra razГіn por la escogiГі este local para la reuniГіn. La FCCU no reaccionarГ­a muy bien si la vieran comprГЎndosela a un traficante callejero. SacГі el papel de enrollar de su bolso y lo puso sobre la mesa junto a la droga antes de ponerse a trabajar.

Unos minutos despuГ©s fue interrumpida por un mensaje de texto de Brayden en su desechable. Se quejaba que iba a llegar tarde por el trГЎnsito y preguntГі por quГ© habГ­a escogido South Beach para reunirse. Poco sabГ­a del problema que tenГ­a para intentar mantenerlo fuera del alcance de los federales. Ya estaban cazando a la persona que le era mГЎs querida. Estaba tan segura como el infierno que no iba a poner a su mejor amigo en su radar.

DespuГ©s que terminГі de enrollar la hierba encendiГі uno de los porros para calmar sus nervios. Normalmente sГіlo fumaba en sus dГ­as sГєper ansiosos. Si la automedicaciГіn cuando su vida entraba en una espiral fuera de control la hacГ­a una adicta, asГ­ serГ­a. No hacГ­a mucho tiempo que se habГ­a hecho adicta a drogas mucho peores. Otro rasgo negativo que habГ­a heredado de su viejo.

En los últimos años de su vida, cuando estaba ebrio, tenía tendencia a desnudar su alma cuando estaba solo con ella. La mayoría de los días volvía a contar los abusos que sufría por parte de su jefe y sus compañeros de trabajo o el último regaño de su madre. Pero nunca olvidó una confesión que sobresalía sobre todas las que le había hecho: “Tú eres mi hija. Te amo más que cualquier cosa en el mundo entero, pero algunas veces desearía que no hubieses nacido”.

DespuГ©s de una larga inhalaciГіn, se recostГі en el sofГЎ con un grito de ayuda dГЎndole vueltas en su cerebro. ВїCuГЎn diferente sus vidas habrГ­an sido si hubiese entendido su dolor en la forma que lo hacГ­a ahora? Puso su atenciГіn en los dos porros que habГ­a guardado para Brayden. Con suerte Г©l compartirГ­a el hГЎbito de su padre de confesarse bajo la influencia de las drogas.

Si estuviese dispuesto a compartir el paradero de Javier voluntariamente, ya se lo habrГ­a dicho. Su hierba favorita despejarГ­a cualquier duda. No era su primer intento de obtener informaciГіn de alguien que estuviera drogado. El truco era presionar los botones correctos mГЎs que interrogar. Darle la excusa para que revelara lo que sabГ­a.

“Tengo algo que decirte”.

Alanna giró su cabeza hacia donde venía la voz frente al sofá. Brayden estaba frente a ella, traía puesta una camisa roja desteñida y unos shorts caqui. Le sonrió al profundo gesto de disgusto en su cara y luego inclinó su cabeza hacia el centro de la mesa para que se sirviera él mismo. “Siéntate y cálmate primero”.

El hizo un gesto negativo con la cabeza antes de dejarse caer en el otro lado del sofá. Después de tomar un porro, lo señaló con su mano libre. Alanna sacó el encendedor de su bolsillo y se lo lanzó. Después de prender el porro y darse un toque, examinó la lisa pieza rectangular de plata. “Muy bonito”.

“¿Te gusta?”

AsintiГі antes devolverle el encendedor. Es la Гєnica pieza elegante que he visto que tengas.

Lo levantó hacia la luz antes de meterlo en su bolsillo. “El resto de mis cosas de lujo o las he perdido o las he empeñado.

“¿Herencia familiar?”

“Nooo, Pasé una tarjeta de crédito”

Exhaló una bocanada de humo gris. “¿Por qué no me sorprende? Bien, tengo un mensaje de AntiAmérica”.

“¿AntiAmérica?”

“Quieren saber por qué allanaste el apartamento de Javier”

Alanna se enderezó en el asiento. “¿Dónde oyeron eso?”

“Por eso es que los federales te esposaron ayer, ¿no es así?”

“Pero no se lo he dicho a nadie”.

“También quieren saber qué le dijiste a los federales”.

“Espera. ¿Cómo es que has hablado con AntiAmérica?”

Sus hombros se relajaron. “Me enviaron un mensaje a través de Javier”

Finalmente, la verdad. “Así que has estado hablando con él”.

“Quería decírtelo, lo juro, pero me hizo prometer que no le diría nada a nadie”

En circunstancias diferentes le habrГ­a gritado. Durante semanas la habГ­a oГ­do desahogarse sobre su ruptura. Si le hubiese dicho la verdad antes, no habrГ­a entrado al apartamento de Javier y no habrГ­a sido detenida por la FCCU. Pero no debГ­a dejarse llevar por que le hubiese escondido la verdad. TendrГ­a que portarse hipГіcritamente dada la situaciГіn.

“¿Te dijo que pasó?”

Miró a las cortinas que colgaban arriba. “No lo dijo. Lo único que sé es que necesita mantener un bajo perfil por un tiempo”

“Dime donde está”

“No lo sé. AntiAmérica le ofreció un lugar para esconderse después que le advirtieron que la gente más cercana a él estaba en peligro”.

“¿Por qué lo están ayudando?”

Después de exhalar se encogió de hombros. “Ni idea. Hablo de ellos todo el tiempo, pero no sabía que él tuviese algo que ver con ellos hasta hace poco”.

“La gente de FCCU piensa que él está conectado a AntiAmérica”.

Su voz sonó como un chillido. “¿Hablaste con la FCCU?”

“Ellos creían que yo también estaba conectada con AntiAmérica”.

“Brayden rio mientras se tapaba la boca con una mano. “¡JA! Tú – ¿y AntiAmérica? ¿Les dijiste que eran unos malditos tontos?” “AntiAmérica es la razón por la que estaban vigilando el apartamento de Javier. Los federales preguntaron acerca de ellos y Javier

Miró el porro entre sus dedos “¿Te pidieron que los ayudaras a encontrarlo?”

“¿Me estás preguntando si soy una soplona?”

“AntiAmérica dice que lo eres”.

“Y tú les crees”.

Levantó sus brazos huesudos en el aire. “Bien, te atraparon allanando el apartamento de Javier. Y ahora andas por ahí caminando como una mujer libre haciéndome preguntas sobre él”.

“No estoy trabajando para ellos. Te traje aquí porque voy a actuar a espaldas de ellos”´

Las piernas de Brayden temblaban mientras medГ­a sus palabras.

No lo había convencido aún. “Quiero hablar con Javier, la gente de la FCCU cree que él y Paul son parte de AntiAmérica”.

“¿Qué los hace pensar eso?”

“AntiAmérica usó un programa en el que los dos trabajaron. Cuando la FCCU fue al apartamento de Paul, encontraron a Terry asesinado”.

Sus ojos se agrandaron. “Dios mío. ¿En serio?”.

“Paul es un sospechoso. Tú sabes en toda la retorcida mierda en la que está metido. El que él y Javier hayan desaparecido al mismo tiempo hace parecer que los dos están trabajando juntos”.

Brayden refunfuñó. “Quizás haya sido bueno que Javier escapara cuando lo hizo”.

“Él no puede esconderse de los federales sabes cuan confiado es. Paul podría estar aprovechándose de él. ¿Has hablado con Paul?”

Negó con la cabeza. “No. ¿Y tú?”

“Paul no responde a mis llamadas. Necesito hablar con Javier para conocer su lado de la historia”.

“Estás perdiendo el tiempo. No quiere hablar, ni contigo ni con nadie”.

“Por favor Brayden”. Su voz se quebró. “Estoy preocupada por él. Me envió un texto diciendo que su vida estaba en peligro”.

“¿Javier te envió un texto?”

“Desde su celular. Dijo que debería buscarlo”.

Se rasco la mandíbula con su dedo índice. ”Javier dejó su celular en su apartamento, tenía miedo que alguien usara el GPS para rastrearlo. Está usando un desechable igual que tú”.

Alanna no había visto el teléfono cuando registró su apartamento. “¿Estás seguro?”

“Lo vi con mis propios ojos y además, no ha contactado a nadie excepto a mí y a su familia. No pudo haber sido él”.

“Ok. Esto da miedo. Brayden, déjame hablar con él. Por favor. Necesita que lo protejamos”.

“Él la miró. “Yo lo estoy protegiendo”.

Ella giró su cuerpo hasta que los dos estuvieron frente a frente. “Escúchame. Yo nunca traicionaría a Javier. Estoy tratando de protegerlo”.

“Protégelo a tu manera. Yo lo haré a la mía”. Hizo una pausa antes de bajar su mirada hasta la mesa laminada negra. “Lo llamaré con una condición: haz lo que AntiAmérica pide. Prométeme que te mantendrás al margen”.

Ella mostró una mueca de enojo. “Estás del lado de ellos”.

“Estoy del lado de Javier. Él cree que ellos lo mantendrán a salvo”.

“No me tienes confianza. Por eso es que me has mantenido lo de Javier en secreto”.

La acusación no le hizo mella en lo más mínimo. “Ambos hemos mantenido nuestros secretos. ¿Lo prometes o no?”

Ella suspiró. “Lo prometo”.

“Se lo haré saber a Javier. Si está de acuerdo en hablar te mandaré un mensaje de texto”.

Ella le tomó su mano derecha. “Dile todo lo que dije acerca de los federales y Paul”.

“Lo haré”. Su mandíbula tembló. “Lamento no haberte dicho sobre Javier. No quería tener secretos contigo, pero me convenció que era lo más seguro para todos”.

“Sólo lo estoy cuidando, lo juro”.

“No tienes que convencerme, yo sé que tu cabeza no está en su lugar cuando se trata de Javier. Así que vas a ayudar a los federales a acabar con AntiAmérica”.

“Diles que no lo haré. Mientras mantengan a Javier a salvo. Si lo perjudican, haré que hasta el último de ellos vaya a prisión”.

“Se los haré saber”.

La mirada de ella se movió hacia el resplandor púrpura de las luces de arriba. “Esta es la última vez que te veré durante algún tiempo. No quiero que los federales sepan de ti”.

“Yo tampoco. Nunca habría venido si hubiese sabido que la Gente te tenía bajo control”.

Brayden sonriГі cuando ella le mostrГі el dedo. AspirГі otro toque y exhalГі. Alanna hizo lo mismo. Se quedaron en sus asientos en el sofГЎ sin decir una palabra. Como una vez Г©l le dijera: No existen silencios incГіmodos cuando tienes una nota, lo cual era una suerte para ella. Estaba claro que su amigo habГ­a dejado de confiar en ella y romper la promesa que acababa de hacerle solo empeorarГ­a las cosas entre los dos.




4

SUPLANTACIГ“N (SPOOFING)


El sonido del iPhone de Alanna la despertГі. Su cuello se endureciГі al levantar la cabeza del sofГЎ. QuГ© estГєpida. Desmayarse ante el estupor producido por la droga no era parte del plan. Cuando el sonido cesГі, le echГі una mirada a Brayden que estaba boca abajo en su lado del sofГЎ. Se tropezГі en estado de confusiГіn para sacar su telГ©fono del bolso que estaba sobre el piso. DespuГ©s de llevГЎrselo a la cara vio que quien llamaba habГ­a dejado un mensaje de voz.

Era el agente Palmer. Estaba en contacto con ella para asegurarle que, ademГЎs del interГ©s de su gente en Javier, su seguridad era prioritaria. Le advirtiГі que la gente de AntiAmГ©rica eran fanГЎticos antigubernamentales capaces de recurrir a la violencia para lograr sus fines. Al final del mensaje decГ­a que si alguna vez sentГ­a que su vida estaba en peligro, deberГ­a llamarlo, de dГ­a o de noche.

Se levantГі del sofГЎ con el telГ©fono en la mano, ParecГ­a agradable. No como la boba fascista. Incluso los malvivientes resultaban agradables. Hasta que quisieran algo. Entonces se preocupaban menos por tu bienestar y mГЎs por el de ellos. Era sГіlo cuestiГіn de tiempo para que te convirtieras en un medio para un fin. Era el lado feo de la naturaleza humana, todo el mundo lo escondГ­a pero estaba ahГ­, listo para salir.

Sonó un pitazo en su iPhone. Un texto había llegado mientras estaba desmayada. Jadeó cuando el número del celular de Javier apareció en su pantalla. Con la FCCU leyendo sus mensajes tenía que preocuparse por los textos con información dañina sobre Javier. Rápidamente tocó la pantalla para leer el contenido: “Alana. Tengo un secreto que compartir contigo. Por favor ven a encontrarme. Te lo diré todo”.

Tres textos en tres dГ­as. Ni una sola vez Javier le habГ­a enviado mensajes tan crГ­pticos como estos antes. Si no tenГ­a su celular, ВїQuiГ©n estaba enviando los textos? ВїLa agente McBride y la FCCU? El primer texto pudo haber sido para pescarla como informante. QuizГЎs estaban enviando mГЎs textos como una motivaciГіn extra para que encontrara a Javier. Quienquiera que fuese tenГ­a que saber que no serГ­a tomada por tonta.

Escribió una respuesta “Prueba que eres Javier. ¿Qué me regalaste en mi último cumpleaños? El mensaje no tenía palabras. Sólo un adjunto JPEG. Abrió un close up de ella misma en un bikini negro. La foto le hizo erizar la piel. Sólo una persona lo sabía: Javier. Poco después recibió otro texto: “Soy Javier. Si quieres que yo comparta más de tus secretos, puedo hacerlo. Ven a buscarme o yo te encontraré”.

La agente McBride no ganaba nada con enviarle esa foto. SГіlo podГ­a haber sido robada de tres fuentes posibles: Javier, la FCCU, o su propio disco duro. En cualquier caso, este tipo era un maldito buen hacker. TenГ­a que ser un tipo, la foto del bikini lo habГ­a delatado. La red oscura estaba llena de pervertidos como Г©l, enviando fotos de desnudos y datos enviados desde discos duros y webcams infectados.

El Voyerismo, era el juego previo para ellos. La humillaciГіn era el juego final. Este pendejo sin lugar a dudas se vendrГ­a con cualquier indicaciГіn de sufrimiento o indefensiГіn por parte de ella. MetiГі el celular en su bolsillo. Una respuesta enojada le darГ­a a entender que habГ­a logrado meterse en su cabeza. Su mirada se dirigiГі hacia la entrada mientras se imaginaba que Bogdan, la FCCU o quien enviaba los textos entrarГ­an cualquier momento. BuscГі en su bolso y sacГі la laptop de respaldo.

Mientras esperaba que arrancara, desactivГі el GPS de su iPhone antes de quitarle el cachГ© de localizaciГіn. TenГ­a que evitar que estos locos rastrearan sus movimientos. La foto estaba infestada con un virus, estaba segura de eso pero los textos y el GPS deshabilitado atraerГ­an la atenciГіn de la FCCU. TenГ­a que terminar sus asuntos con Brayden y marcharse.

AГєn estaba desmayado con la cabeza cerca del borde del sofГЎ. DespuГ©s de presionar en la app del kit de seguridad en la pantalla de su laptop, se deslizГі detrГЎs de Brayden. Su telГ©fono inteligente estaba en cojГ­n del sofГЎ al lado de su mano izquierda, Mientras estiraba la mano para tomarlo, se asegurГі que sus ojos estuviesen cerrados. Cuando tuvo el telГ©fono asegurado, se dirigiГі en puntillas hasta su portГЎtil y luego escribiГі un texto en el teclado para enviarlo a ese celular.

DespuГ©s de presionar enviar en el mensaje, el malware fue descargado en su telГ©fono. La puesta en marcha del Plan B estaba completa. Ella borrГі el texto. El siguiente texto mГЎs reciente provendrГ­a de un nГєmero desconocido. Su curiosidad sacaba lo mejor de ella. Cuando las palabras aparecieron en la pantalla, ella cubriГі una sonrisa con los dedos. Brayden chasqueГі los labios. Ella se apurГі para meter el desechable y la portГЎtil en la bolsa antes de regresar a su lado del sofГЎ.

Cuando lo sacudió por los hombros, se sentó con los ojos medio abiertos. “¿Qué haces?”

Ella le puso el celular en la mano. “Tenemos que salir de aquí”.

“¿Por qué? ¿Qué pasó?”

“No hay tiempo, te lo explicaré afuera”.

Brayden la maldijo mientras ella le pedía que se parara. Alanna lo tomó por los brazos para ponerlo de pie. Pasó su mano por su espalda bajo su axila mientras él arrastraba los pies por el pasillo. Al pasar cerca del bar Alanna vio que Natalya los miraba mientras mezclaba una bebida antes de decirle “Lo siento” como respuesta.

Alanna mirГі alrededor del ГЎrea principal del salГіn. MГєsica Trance resonaba en los parlantes. Los asistentes eran una mezcla de jГіvenes elegantes vestidos como si pudieran pagar las bebidas con precios excesivos. No habГ­a asientos disponibles y la mitad de la gente estaba parada. La niebla en el aire era mucho mГЎs densa que cuando habГ­a llegado. ApartГі con su mano el olor de los narguiles que llenaba sus narices. Brayden sonreГ­a mientras movГ­a sus caderas al ritmo de la mГєsica. Ella le dio una mirada de disgusto y le gimiГі en el oГ­do que se apurara hacia la entrada principal mientras ella salГ­a por atrГЎs. LevantГі su quijada en un gesto de asentimiento y luego saliГі cautelosamente hacia la pasarela principal hacia un pequeГ±o grupo reunido en el centro. Cuando un cliente lo tropezГі, perdiГі equilibrio.

Cayó sobre un sofá de cuero al lado de un europeo del este bien vestido y su cita. Luego comenzó a reírse. Alanna miró a Natalya quien frunció el ceño y le hizo una seña con la cabeza para que remediara la situación. El europeo de seis pies de alto con una barba corta se levantó con sus puños cerrados. Brayden sonrió – ajeno a la amenaza que tenía en frente – cuando ella corrió a su lado. Mientras lo levantaba por el brazo le pidió disculpas al europeo, quien frunció el ceño.

Ella colocГі su brazo alrededor de su cintura mientras se abrГ­an paso a travГ©s del gentГ­o. Iban a medio camino hacia la puerta, cuando el guardia de seguridad se les atravesГі en el camino. Los vio con desprecio con ojos que quemaban. Alanna le pidiГі disculpas en nombre de Brayden y le explicГі que ya se iban. El guardia echaba humo al ordenarles que se fueran de una maldita vez.

AsintiГі repetidamente antes de arrastrar a Brayden hacia la puerta del frente con el guardia detrГЎs de ellos. Todos los estaban viendo mientras caminaban por el resto del pasillo hasta la entrada. El guardia les mantuvo la puerta abierta y le dio un regaГ±o a Brayden diciГ©ndole que jamГЎs volviera a ese salГіn. Afuera, ella apoyГі el hombro de Brayden al lado de la entrada antes de asomarse a la calle. MirГі sobre los rezagados cerca del club a toda la gente que estaba en la acera.

El la haló de la manga derecha. “Dime qué está pasando”.

Una vez que estuvo segura que no había ninguna amenaza señaló hacia el Starbucks más abajo en la calle. “Más tarde, espérame allí”

“Vas a hablar – “

Ella gruñó mientras lo levantaba por el brazo. Una vez que estuvo parado lo empujó por detrás “Iré justo detrás de ti”

Brayden se tambaleГі, pero se moviГі lo suficientemente estable como para caminar sin ayuda. Ella no tenГ­a ninguna opciГіn que fuese buena. Arriesgarse a que los federales la vieran con Г©l o dejar a su amigo sГіlo. DespuГ©s de esperar cinco minutos estaba pendiente de que alguien la estuviese espiando mientras seguГ­a sus pasos. Un par de estudiantes universitarios la miraban. Cuando pasaron cerca de ella, evitГі el contacto visual.

Dentro del Starbucks casi todas las mesas y silla estaban tomadas. Vio a Brayden sentado en una de los taburetes de madera que estaban cerca de la ventana. Su codo derecho estaba sobre la mesa alargada y su cabeza apoyada en la mano. La gente alrededor de Г©l estaba demasiada ocupada con sus cafГ©s y sus laptops para prestarle atenciГіn.

Alanna le tocó el hombro y estiró la mano. “Dame tu teléfono”.

Cuando movió sus dedos, él sacó el teléfono de su bolsillo delantero.” ¿Qué quieres hacer con él?”

Se lo arrebató y comenzó a buscar entre sus apps. “Voy a llamarte un Uber”.

“Yo puedo manejar-“

“No puedes ni siquiera caminar derecho sin caerte sobre algún completo extraño”.

Levantó su mano en dirección a ella “Fue tu culpa, ¿Por qué diablos me empujabas hacia la puerta?”

“Recibí un texto amenazador desde el celular de Javier”

“¿Qué decía?”

Ella escribiГі la direcciГіn en la app sin prestarle atenciГіn a la pregunta.

Él curvó los labios en una mueca mientras retrocedía hacia la mesa. “Aprende la diferencia entre misteriosa y grosera”

A Alanna le preocupaba menos la foto que el comentario acerca de compartir informaciГіn privada. De ninguna manera iba ella a correr el riesgo de compartir secretos con Brayden. Nunca le habГ­a revelado su vida personal a Г©l ni a nadie. A pesar del hecho de que Г©l era su mejor amigo, que siempre estuvo dispuesto a apoyarla en el peor momento de su vida y en cualquier momento desde entonces, era posible que no permanecieran siendo amigos si ella le mantenГ­a su pasado en privado.

Le devolvió el teléfono. “¿Te sientes mejor?”

Él entrecerró los ojos brevemente. “Si, mi cabeza se está aclarando”.

“Mejor espera afuera. Tu Uber debe estar por llegar. ¿Puedo confiar en que te mantendrás lejos de los problemas?”

Él se impulsó desde la mesa para pararse firme sobre sus pies. “¿Puedes confiar en mí? Dímelo tú”.

La quijada de Alanna tembló. El golpe la había agarrado por sorpresa. Cuando avanzaba hacia la entrada le dijo las únicas palabras de despedida que le pudo dirigir: “Llámame cuando sepas algo de Javier”.

“Ordenó un latte helado mientras Brayden esperaba cerca de un semáforo. Después de recoger su bebida, vio a Brayden entrando en un Civic blanco. Sorbió parte de la bebida de la taza plástica helada mientras se dirigía hacia al parque de estacionamiento. Al cruzar la calle hacia su Corolla, una van negra encendió su motor en el extremo más alejado de la cuadra Se detuvo un momento para buscar sus llaves en el bolso antes de echar un vistazo a la van. Esta apenas se movía al separarse de la acera. Alanna permaneció en control mientras entraba en su vehículo. Apartó el Corolla de la acera antes de pisar el acelerador con fuerza atravesándosele a un carro que se acercaba, Mientras aceleraba a toda velocidad por el canal derecho dirigía miradas al espejo retrovisor cada pocos segundos. La van negra la seguía un par de carros detrás de ella. Estaba dispuesta a apostar que era la FCCU, pero no quería arriesgarse.

La van la persiguiГі durante unas cuadras mГЎs antes que ella se encontrara con un trГЎnsito mГЎs lento. AcelerГі hacia el canal izquierdo que estaba libre. Un jeep girГі detrГЎs de ella, la van lo alcanzГі y quedГі detrГЎs de Г©l. Los carros al lado de ella bajaron la velocidad cuando la luz del semГЎforo se puso amarilla. ApretГі los dientes antes de saltarse la luz al cambiar a rojo.

No habГ­a rastro de su perseguidor cuando tomГі la rampa hacia la A1A dirigiГ©ndose hacia el oeste. Al entrar en el Causeway, su iPhone sonГі de nuevo antes que lo apagara. No querГ­a hablar con nadie hasta que estuviera a salvo en su apartamento. Si la FCCU preguntaba, le explicarГ­a que habГ­a actuado asГ­ porque estaba asustada por los mensajes de texto que habГ­a recibido. No tendrГ­a que actuar mucho para ello.

El trГЎnsito liviano y la tibia briza por Bicayne Bay no lograron cambiar su estado de ГЎnimo mientras pasaba por el centro de la ciudad hacia la Dolphin Exrpressway. Su pie mantenГ­a fijo el acelerador todo el tiempo hasta la calle que llevaba a su apartamento en el edificio de ladrillos amarillos. PisГі los frenos al ver alguien que se dirigГ­a al medio de la calle. Las luces de su carro alumbraron a la agente McBride. DespuГ©s de estacionarse cerca de ella, Alanna bajГі la ventana.

Antes de que pudiera decir algo, la agente agarró la puerta y se acercó. “¿Por qué diablos no respondías tu teléfono?”

“Lo apagué. ¿No viste los mensajes?”

Masticó una bola de goma de mascar durante algunos minutos antes de responder. “Si, la próxima vez que tu novio te contacte, haz un mejor trabajo para sacarle información”.

Alanna se aferró al borde de su asiento. “Ese no era Javier”.

“Era el número de su celular”.

“No pudo responder la pregunta sobre la fecha de mi nacimiento”.

“Lo dedos de la agente McBryde tamborilearon sobre la puerta. “Te dio una prueba, la foto”.

“Otro hacker pretendía ser él”.

En un principio Alanna pensГі que el nГєmero podrГ­a haber sido suplantado (spoofed) con una app de Spoofing como el que haya habГ­a descargado en su celular desechable antes. Los datos del emisor podrГ­an alterarse para que mostraran cualquier direcciГіn de email o nГєmero que quisiera, pero podГ­a enviar y recibir textos desde el mismo nГєmero, lo que significaba que probablemente tenГ­a acceso al nГєmero de Javier.

“Entonces ¿Qué – deshabilitaste tu GPS por un texto qué te asustó?”

Los ojos de Alanna se entrecerraron después de ver la actitud presumida de la agente McBride. “Lo deshabilité porque mi teléfono está infectado con un virus”.

“¿Siempre exageras cuándo recibes mensajes extraños?”

“Conozco ese tipo de gente. Me la paso con ellos de noche y de día”.

La agente McBride miró hacia otro lado y negó con la cabeza. “Muy bien, digamos que tienes razón. ¿Quién más, además de tu novio se molestaría en infectar tu teléfono?”

“AntiAmérica”.

“¿Por qué estás tan segura que él no es AntiAmérica? Si lo es, debería estar completamente asustada. Son asesinos de sangre fría. Tenemos testigos que ponen a esa gente en el apartamento de Paul antes de que su compañero de cuarto fuese muerto a golpes”.

“¿Tienes prueba de que Javier es parte de AntiAmérica?

“¿Por qué lo proteges todavía?” Levantó la voz. “Te amenazó con venir a buscarte. Sabía tu número, tenía tu foto y dijo que compartiría más secretos. ¿De qué secretos estaba hablando?”

Ese era exactamente el tipo de conversación que Alanna no quería tener con ella. “¿Cómo diablos debería saberlo? No me importa si no me crees. Alguien que no es Javier envió ese texto e infectó mi teléfono con malware”.

“O estás aumentando el número de mentiras. ¿Por qué estás tan segura que tu teléfono está infectado?”

“Cualquiera que sea lo suficientemente bueno como para robar esa foto puede infectarlo con un virus, sin problema”.

“Te apuesto a que tu novio es lo suficientemente bueno”.

Inclinó los ojos. “Deberías estar persiguiendo a Paul, no a Javier”.

“Deja que yo me preocupe por mi investigación. Los dos trabajan juntos. Los estamos investigando a ambos”.

“¿No me oyes? Paul está inculpando a Javier”.

“No soy el agente Palmer. No estoy interesada en cualquiera de las excusas que estés maquinando. Has estado mintiendo desde el primer momento que abriste la boca. Tu novio es la única razón por la que no estás en prisión. Haz tu trabajo y encuéntralo”.

“¿Y qué pasa con mi teléfono?”

La agente McBride extendió su mano derecha. “Dámelo, le echaremos un vistazo”.

Alanna le dio el teléfono desde el asiento del pasajero. “¨ ¿Qué se supone que debo hacer sin un teléfono?”

La agente de la FCCU negó con la cabeza. “Lo juro, la tecnología ha hecho de ustedes los jóvenes unos inútiles. Sube a tu apartamento y espera que te contactemos. Hasta que tu teléfono sea reemplazado no podremos seguirte la pista si el loco de tu novio intenta lo que sea”.

Alanna estaba perdiendo la paciencia con esta boba. “Parece que ya ustedes han decidido que es culpable”.

“¿Te pedí tu opinión? Preocúpate por ti misma”.

Frunció los labios antes de hablar. “¿Terminamos?”

“No, la próxima vez que quieras hacer algo drástico como apagar tu GPS, consúltalo conmigo primero. ¿Me entiendes?” No seré tan educada la próxima vez que tenga que buscarte”.

Alanna respondiГі presionando el botГіn que subГ­a el vidrio de la ventana. Sin molestarse en ver la reacciГіn de la agente McBride, hizo un cambio de velocidad y se dirigiГі hacia el estacionamiento. DespuГ©s de estacionarse en el primer espacio abierto gritГі con todos sus pulmones. Estaba harta de que la gente la maltratara a cada momento, y lo peor era que no podГ­a responder.

“Prométeme que, no importa qué, no terminarás indefensa como yo – una víctima”.

Se golpeГі la parte trasera de su cabeza contra el descansa cabeza. Las palabras de su padre le recordaban las peleas entre Г©l y su madre. En sus mejores dГ­as Alanna no era ni la mitad de manipuladora que su madre. Ella la sometГ­a a todo tipo de abuso emocional a menos que se alineara con su interГ©s de subir en la escala social. El abuso verbal que su padre soportaba era mucho peor.

El recuerdo fijo en su memoria fue cuando trató de ponerla en contra de su padre. Después de buscar una pelea porque no tenía suficiente dinero para mudarse a una urbanización mejor, se dirigió a Alanna cuando él estalló en cólera. “Tu padre está loco. ¿Lo sabías? Un psiquiatra los diagnosticó con Trastorno Límite de la Personalidad. Puedes verlo ¿No es así? Que hay algo malo con él.”

Cuando se mantuvo silenciosa su madre miró hacia arriba ¿Por qué te estoy preguntando? Eres igual que él. Apuesto que también estás loca”.

Ni por un segundo Alanna extraГ±Гі el crecer bajo el mismo techo con la perfecta tormenta de auto inducido cinismo y una falta total de control. AbriГі los ojos y sacГі el pen drive y el papeleo de Jessica de la guantera. Al salir del Corolla con el bolso de mano y la bolsa, buscГі a cualquiera que pareciera un agente federal dentro del garaje.

Su corazГіn latГ­a con cada paso que daba hacia el ascensor. Durante todo el tiempo que estaba subiendo tamborileГі los dedos contra su muslo izquierdo. Era algo estresante el tener evidencia de una identidad falsa mientras estaba bajo la vigilancia de los federales. No podГ­a evitar pensar que la agente McBride o cualquiera de sus amigos de la FCCU se escondГ­an en las sombras, listo para saltarle encima.

Una vez que estuvo en el apartamento sacГі la portГЎtil de su bolsa y tirГі el resto del contenido sobre la mesita de cafГ© de roble que estaba al lado de su sofГЎ. Una tarjeta de plГЎstico se deslizГі desde la pila de objetos hasta la alfombra color cafГ©. La mancha de sangre alrededor de sus bordes provocГі un temblor en Alanna. Su primera licencia de conducir. La metiГі debajo del resto de la pila. No era el momento para recuerdos dolorosos.

Incluso sin recuerdos repentinos apareciendo, El germen de la nostalgia la había estado molestando desde que había roto con Javier. Había pensado más sobre su familia en las últimas semanas que en el resto del tiempo que había estado en el sur de la Florida. Al contrario de su padre, normalmente bloqueaba el impulso de hurgar en el pasado – especialmente los momentos más terribles. Sus esqueletos no habían sido dejados colgando en un closet. Estaban bien enterrados en tierra santa para nunca ser pisados de nuevo.

Se sentГі en el extremo del sofГЎ con la portГЎtil de respaldo funcionando sobre la mesita de cafГ©. No habГ­a hecho nada con ella aparte de bajar algunos archivos y apps hacГ­a seis meses. Г‰sta y el desechable debГ­an ser seguros. Necesitaban mantenerse asГ­. Sus datos debГ­an estar encriptados. Los archivos que no eran esenciales debГ­an guardarse en otra parte. Las bГєsquedas y los mensajes se limitarГ­an a fuentes en las que ella confiaba.

CopiГі los contenidos del pen drive en la laptop. Los registros de Jessica, cuentas y tarjetas bancarias. Luego se asegurГі que todos sus datos estuvieran respaldados transfiriendo todos los datos que tuviera en la laptop a su pen drive. Era mejor tener todos sus datos a mano en caso que su acuerdo con los federales se fuese al diablo. Entonces le mostrarГ­a a la agente McBride cuan inГєtil la habГ­a hecho la tecnologГ­a al desaparecer justo debajo de su nariz.

Pero un escape de emergencia no serГ­a necesario mientras pudiera ponerse en contacto con Javier. Lo convencerГ­a para que terminara respondiendo sus preguntas, y con suerte, la ayudara a quitarse de encima a la agente McBride y el resto de los federales. LlamГі a la app de sustituciГіn en su desechable. Si Brayden le estaba mintiendo acerca de contactarse con Javier, tenГ­a listo el plan B.

Alanna dejó de escribir en su portátil y tomó un hondo respiro. Sospechaba que Brayden tenía secretos que no le decía. Le dolía oírlo cuestionar su lealtad y expresar sus desconfianzas. Pero nunca esperó encontrarse con el texto que había leído en su teléfono: “Quítame a esa perra de encima, o no te pagaré”.




5

LOGRAR INFORMACIÓN A TRAVÉS DE LOS SMS (SMISHING)


Alanna se sentГі con las piernas cruzadas con una camiseta y shorts en su sofГЎ negro de microfibra revisando los mensajes en la pantalla de su portГЎtil. Noticias sobre los anarquistas marchando en Wall Street se veГ­an en el televisor sin volumen. Las masas inundando el distrito financiero de la Ciudad de Nueva York estaban vestidas de negro, ropa casual, encapuchados y caras con mГЎscaras, todos de negro. Frente a la multitud, un enjambre de policГ­as con cascos contra motines y bastones destacados al pie de la torre de las oficinas principales del Banco Nexus.

De acuerdo con los mensajes que estaba leyendo, mГЎs de los seguidores de AntiAmГ©rica tambiГ©n se estaban reuniendo en el centro de la ciudad de Fort Lauderdale en ese preciso momento. Aunque tras bastidores al menos un organizador de las protesta intentaba evitar los encontronazos violentos que se habГ­an visto en protestas anteriores. El desechable de Alanna sonГі. DespuГ©s de poner la laptop sobre su muslo derecho respondiГі sin ni siquiera molestarse en revisar la identidad de quien llamaba.

“Hola, Brayden”

“Llamé a Javier, no quiere hablar contigo”.

Montó un mapa en la pantalla de su laptop usando su kit de secuencia de comandos de interface. “¿Porque le preocupa ponerme en peligro?”

“También le preocupa hacer enojar a AntiAmérica”.

“Parece que están controlando su vida”.

“Sigue diciendo que lo están protegiendo”.

Presionó el botón de zoom de la interface. “Si Paul está metido, no apostaría por eso”.

“¿Qué tienes contra Paul?”

“El hecho que crea que es mejor que cualquiera. ¿Dónde estás?”

En mi casa. ¿Por qué?”

El punto azul en su mapa lo ubicaba en las oficinas del Dominion de Fort Lauderdale. “Pura curiosidad, llámame si algo cambia con Javier”.

“Si, muy bien”.

DespuГ©s que colgГі, Alanna continuГі rastreando sus movimientos con el kit de secuencia de comandos (exploit kit) que habГ­a comprado en la Zona Fantasma. Su cГіdigo pre escrito buscaba las vulnerabilidades en los equipos mГіviles como el celular de Brayden y los infectaba con un malware Trojan de Acceso Remoto. De la misma forma que su celular estaba infectado. Si Javier estuviese aquГ­ ahora mismo, la describirГ­a como una inexperta que irrumpe en los sistemas informГЎticos con herramientas escritas por otros (script kiddie) por gastar dinero en un kit que hiciera todo el trabajo. Pero el robo de informaciГіn a travГ©s de los SMS (Smishing) no formaba parte de sus habilidades.

Su papá nunca le había enseñado nada sobre SMS. Odiaba los celulares. Llamaba a su celular una “correa de perro”. No podía ir a ninguna parte sin él. En noches de guardia y fines de semana. Bajo un stress constante. Odiaba su trabajo pero no podía dejarlo. No había mucho trabajo para un ex – hacker con una educación de secundaria y un record criminal. Cuando era joven antes de volverse un sombrero blanco, había sido acusado por intrusión en computadoras.

Había entrado en una red corporativa – como desafío, no por ganar dinero. Cuando identificó la vulnerabilidad de su seguridad, tomó la responsabilidad de corregirla por su propia cuenta. La idea de la gratitud de la corporación: asegurarse que fuese juzgado y enviado a prisión. Nunca se robó un centavo, sin embargo, fue castigado por una corporación que hacía millones robando a sus clientes todos los días. Con todo lo molesto que era el despotricar contra el capitalismo de Brayden, le simpatizaba más de lo que dejaba ver.

Alanna le echГі una mirada a su TV. Uno de los policГ­as en frente de las oficinas del Banco Nexus en Nueva York estaba gritando con un megГЎfono. VolviГі a poner la portГЎtil en el sofГЎ y tomГі el control remoto para subirle el volumen a la TV. El policГ­a le advertГ­a a la multitud que se mantuviera alejada, Pero los manifestantes se acercaron mГЎs hasta que estuvieron frente a frente.

Los policГ­as buscaron repeler a la multitud. Los empujones siguieron hasta convertirse en un cuerpo a cuerpo. Los manifestantes fueron vencidos, otros recibieron dosis de pimienta en aerosol. Algunos llegaron dispuestos a pelear en grupos contra los policГ­as, golpeГЎndolos. Las cГЎmaras filmaron a un policГ­a llevando a otro con la frente sangrando fuera del lugar.

La protesta habГ­a sido provocada por el arresto de Mathew Suttonel dГ­a anterior, un sospechoso de ser miembro de AntiAmГ©rica. Ella vio las primeras filmaciones de un tipo flaco, pГЎlido con cabello rubio que habГ­an hecho prisionero en las afueras de un apartamento en Londres. El grupo que lo apoyaba protestaba por el hecho de que las autoridades lo habГ­an arrestado, mientras que permitГ­an que los verdaderos ladrones de los grandes bancos estuvieran libres.

Alanna cambiГі el canal a una estaciГіn local. La polГ­tica no le interesaba. Las noticias que cubrГ­an lo que pasaba con AntiAmГ©rica no le habГ­an interesado hasta que los federales unieron su destino con el de ellos. Ni siquiera las estarГ­a viendo si no fuese por Brayden. Basada en sus textos despuГ©s del arresto de Sutton, no sГіlo estaba coordinando las protestas de Miami detrГЎs de bastidores, si no que era un organizador clave de los seguidores del grupo. Otro hecho que Г©l habГ­a olvidado mencionarle.

DespuГ©s del corte comercial, las noticias cambiaron su contenido hacia las marchas de protestas en el edificio Dominion. Por suerte, no se habГ­a salido de control, el GPS de Brayden lo ponГ­a justo en el sitio donde la gente se estaba reuniendo. Cualesquiera que fuesen sus razones para no decirle sus secretos, no querГ­a que terminara en una celda o en el hospital.

Г‰l y sus amigos manifestantes no parecГ­an ceder en sus protestas. Ella dudaba que Г©l se encontrarГ­a con Javier pronto. Pero tenГ­a otra idea para conseguirlo. Usando su exploit kit, cambiГі del localizador de su GPS a su lista de llamadas. HabГ­a un nГєmero al que Brayden habГ­a llamado antes de llamarla a ella. Supuso que era el de Javier.

En la lista también había un mensaje de texto de un número desconocido que ella había visto antes. Basada en su revisión de la lista de anoche, la persona que usaba el número desconocido raramente le enviaba textos a Brayden. Los textos en su mayoría consistían en mensajes relacionados sobre cómo debía organizarse AntiAmérica. Ella desplegó el mensaje: “Si no apagamos Cr0n05, nos traerá a los federales inmediatamente”. Apagó el kit. Cualquier texto que no se relacionara con ella o con Javier, no le interesaban.

DespuГ©s de tomar su desechable de la mesita de cafГ©, marcГі, con su app spoofer, desde el telГ©fono de Brayden el nГєmero al que iba a llamar para que pareciera como si fuese Г©l quien llamaba AbriГі la ventana de vidrio que daba al balcГіn, cerrГЎndola inmediatamente para evitar que el aire .caliente entrara en el apartamento. Si la FCCU habГ­a instalado micrГіfonos en su apartamento, esta era una llamada que no querГ­a que escucharan. Puso su codo sobre la baranda antes de usar la app para hacer la llamada.

“¿Qué hay Brayden?” respondió Javier un poco preocupado.

Su mano temblaba mientras hablaba en el teléfono. “Es Alanna”.

“¿Alanna? ¿Cómo lograste–?”

“No culpes a Brayden. Él no sabe que conseguí tu número desde su teléfono”.

El sonido de su respiración llenó el teléfono. “Tienes que dejar de hacer este tipo de mierda”.

“Alguien destrozó tu apartamento. Quería saber que estabas bien”.

“Si. Te vi entrando a mi apartamento”.

“¿Me viste? ¿Cómo?”

“Con la cámara espía que dejé funcionando. ¿Cómo entraste?”.

Alanna vio a un tipo rubio usando jeans y una franela espiándola desde el camino pavimentado detrás del complejo. Desvió su atención de él y se pasó para el lado opuesto del balcón. “Forcé la cerradura”.

“No debiste hacerlo”. Su voz grave se mantuvo en un tono bajo, monótono. “Brayden me dijo que los federales hablaron contigo. ¿Saben que allanaste mi apartamento?”

“Si, por eso es que necesitamos hablar. La FCCU me arrestó y registró mi apartamento. Tienen mis datos de phising”.

Javier hizo una pausa. “Esto jamás hubiese pasado si te hubiese mantenido al margen, como te dije”.

Se mantuvo erguida mientras miraba a alguien en su motocicleta que pasaba frente al edificio. “Fui a tu apartamento a ayudarte. Recibí un texto desde tu celular–“

“Brayden me lo dijo. Nunca te envié ningún texto”.

Ella nunca lo había creído, pero era un alivio oírlo decirlo. “Entonces ¿quién lo envió?

“No sé”.

“Quién lo haya hecho me envió la foto con el bikini que te envié antes que rompiéramos. Revisa que tu computador no tenga un spyware”.

“Lo haré cuando cuelgue el teléfono”.

Alanna se pasó los dedos por el pelo. “¿Así que estás trabajando para AntiAmérica?”

“En realidad no. Es una larga historia”.

“Javier, los federales me obligaron a trabajar como su informante. Se supone que debo ayudarlos a encontrarte”.

“¿Por eso es que me estás llamando – para ayudarlos a encontrarme?”

“No. Sólo pretendo cooperar. Pero quizás debas hablar con ellos. Si estás en problemas te pueden ayudar”. Alanna sostuvo el aliento esperando su respuesta.




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